18/11/23

30

 


Este es un poema y es una anécdota. Es un poema que no sabía que iba a escribir; que no sabía que iba a querer recitar; que recité y nadie oyó, pero que, de un modo extraño, terminaron escuchando todos.


Hoy cumplo 30, tercer piso, quién diría. Quién diría que hoy, justo hoy, estaría aquí donde estoy, con ustedes, amables extraños.


Un viaje que inició hoy por la mañana, de hace una triada de décadas, un viaje que casi no inicia, encuentra hoy una nueva puerta.


Salud pues, queridos compañeros, compañeras, que en esta noche, quién diría, tuvimos el gusto de juntarnos.

13/7/23

Caramelo envenenado

¿Será que todavía vienes de visita a leer lo que escribo? Porque yo sé que lo hacías, me consta. No tengo duda alguna de ello.


Y si fuera así, ¿Me lo dirías? ¿Cómo saberlo? ¿Sabrías que te estoy escribiendo a ti? ¿A tis? A tis, no a ustedes, a tis, porque no sé si te escribo a ti o a otra persona o a una mezcla de varias que se funden en una sola idea quimérica que se presenta con varios rostros.


Caramelo envenenado. Así te (o tes) nombré un día, porque me encanta la metáfora.


Caramelo envenenado. Dulce potencialmente letal; antojo con alta probabilidad de ser dañino; deseo inalcanzable, no por imposibilidad, sino porque hacerlo sería negligente y tal vez estúpido.


Tal vez... Y no sé si quiero comprobarlo.


Pero sí se que transitas mis sueños, en tus múltiples formas, porque eres tú y eres más personas, todas juntas en una misma idea. Un deseo que clama por ser satisfecho de manera fugaz y puntual. Que tal vez un día regrese, o que con una vez sea suficiente.


¿Será, si es que lees esto, que sepas que te escribo a ti? Y si lo supieras, ¿me lo dirías? Me dirías que exagero, tal vez. Me dirías que nunca va a pasar, tal vez. Me dirías que lo haga, tal vez. No lo sé. Y no sé si quiero comprobarlo.


¿Qué haría teniéndote en mi boca? ¿Escupirte y salvar mi alma? ¿Disfrutar del dulce sabor de la muerte? No lo sé. ¿Acaso tú lo sabes?


Te escribo esto con esperanza de que aún me leas. Para que sepas que rondas los salones de mis recuerdos. Un fantasma que aparece de manera recurrente. Un demonio que no logro exorcizar. Un ciclo que no termina de cerrar. Una herida que no termina de sanar. O más bien, que quiero volver a abrir.


¿Te llenaría de orgullo? ¿De vergüenza? ¿De rabia? Saber que una parte de mí se niega a terminar de soltarte para que te hundas en el mar del pasado y el olvido. Que me resisto a buscarte, esperando que seas tú quien llegue.


Porque sí, quiero. Quiero, pero sé que hay peligro. ¿Lo hay? ¿Y si solo es mi pensamiento catastrófico? Mi ansiedad y pesimismo. O es mi experiencia y precaución. Tenue línea, casi imposible de discernir de qué lado camina uno.


Espero nunca leas estas palabras. No sé que haría si lo hicieras. Si lo haces y me dices que sabes que eres tú o tús. Si un día te presentas a mi puerta asegurándome que no hay nada que temer, que estoy siendo irracional, que me deje caer al vacío, a la oscuridad, esperando lo mejor.


Caramelo envenenado. Si estás leyendo esto, o si no, ya te lo he dicho todo.

23/5/23

(...)


He estado aquí desde antes que hubiera alguien o algo con memoria para recordarme. 
Soy la materialización del tiempo que pasa y la paciencia, por eso hay relojes que me contienen. 
Soy el pasado que puedes tomar, pero se escurre entre tus dedos. 
La prueba de que lo mínimo da paso a cosas gigantescas, como una tormenta torrencial hecha de millones de minúsculas gotas. 
Me formé entre el murmullo de las olas rompientes que, una a una, fueron trayendo mis componentes. 
Estoy hecha de piedra molida por el viento y el agua, de conchas y esqueletos antiguos. 
Me convierto en fuego bajo los rayos de sol, me solidifico al humedecerme. 
Siempre moviéndome de aquí para allá, me cuelo en cualquier intersticio que encuentre. 


Un día decidí imitar al océano y comencé a agolparme en una esquina remota de una playa. 
Miles de años me tomó juntarme en tal cantidad, pero valió la espera. 
Formé olas con crestas estáticas, siempre amenazando con desplomarse. 
El viento decoró mi superficie con pequeñas ondas que bailan y se retuercen a cada segundo. 
Permanecí sola durante siglos, visitada por la lluvia y aves ocasionales hasta que llegó la gente.
La gente viene y va y, así como estuve antes que ella, estaré después de ella.
Vienen y escalan los montículos, los recorren en cuatrimoto y hasta se deslizan en tablas. 
Nadie puede andar sobre mí sin hundirse y aunque me dejan sus marcas, en breve desaparecen sin dejar rastro alguno. 
Soy la eternidad y la inmensidad que se renueva a cada instante. 
Verdaderamente soy el mar, el mar a la orilla del mar.

18/1/23

Manifiesto de la ternura radical

Ternura: dígase de algo que tiene calidad de tierno. Sentimiento de cariño entrañable.

Tierno: que se deforma fácilmente, reciente, propenso al llanto, afectuoso, cariñoso, amable, dedicado, suave.


Radical: que pertenece o es relativo a la raíz, fundamental, esencial, total, completo.


Ternura Radical: poner la ternura, es decir, el amor, el cariño, la suavidad, la delicadeza, la amabilidad, como principio fundamental, raíz y esencia de todo lo que hacemos. Ser radicalmente tiernos entre nosotros, con nosotros mismos, con el cosmos y con todo y todos los que nos rodean.


Ser radicalmente tiernos implica mostrarnos vulnerables, suaves, amables, pero eso no significa estar desprotegidos, porque amar es proteger y protegerse, ya que cuidamos y protegemos aquello que amamos. Es trabajar por el bien de todos y de todo, luchar contra aquello que provenga desde la imposición, contra todo lo que destruye, separa y lastima. De ahí que, por definición, la ternura radical no se puede imponer, porque la imposición no viene del amor, viene del deseo de control. Debe ser una invitación, tender la mano esperando que la tomen, pero sabiendo que puede que la rechacen y, aceptarlo desde el amor a la libertad.


Ser radicalmente tiernos es poner el amor como eje, como cimiento de toda acción hacia los otros y hacia nosotros mismos, siempre buscando el equilibrio, ya que poner al afuera por encima de nosotros o ponernos nosotros por encima del afuera no es amor. Habrá momentos en que tendremos que ser egoístas o dejar de lado nuestro egoísmo, donde no importa qué hagamos, saldremos lastimados o lastimaremos a alguien, porque toda acción tiene un efecto, no siempre deseado, pero podemos hacer el intento de actuar buscando el bien mayor o el mal menor.


Ser radicalmente tiernos es entonces una invitación a cuidarnos, protegernos, procurarnos, a nosotros como colectivo y a nosotros como personas, porque amarnos significa negociar entre cuidarnos y cuidarlos, el adentro y el afuera. Porque ultimadamente somos cuerpo, carne, mente y espíritu en unidad, que debemos cuidar para poder cuidar al resto. Una casa sin techo ni ventanas, con muros a punto de venirse abajo, no es buen refugio. Seamos refugio, un refugio cálido y abierto, para nosotros y para los otros.


Ser radicalmente tiernos con todos no significa siempre poner la otra mejilla, hacer la vista gorda ante las ofensas, solapar o aguantar comportamientos dañinos. Si bien todos merecen ser tratados con amor, el amor debe ser correspondido. Si ese amor es respondido con injurias, la acción más tierna que podemos tomar es apartarnos, por amor y protección propia. Alejarnos de aquello y aquellos que nos lastiman o lastiman a los otros también es protegernos. Se hace la invitación a la ternura, pero si esta se rechaza, no se insiste. 


Cuando se habla de amor, amor como principio fundamental, es un amor con agencia, porque el amor es un proceso, es algo que se construye, adapta y modifica. El amor no es objetivo ni destino, es camino, es acción, el amor se ejerce cotidianamente. El amor no se logra, no se alcanza, sino que se hace, todos los días, a partir de las acciones. El amor a veces duele y lastima, a veces tendremos que poner nuestro amor propio por encima del amor a los demás o viceversa. El amor no lo puede todo, pero todo se puede hacer con amor.


Ser radicalmente tiernos, siendo la ternura parte del amor y el amor un proceso cotidiano, hace que este sea una actitud utópica y revolucionaria, presente, cotidiana y permanente, que se hace desde el hoy y no espera, desde el aquí y el ahora, porque busca construir el mañana en vez de esperar a que éste llegue. Se es radicalmente tierno hoy, en este momento y en todos los momentos, para que mañana también lo seamos.


Ser radicalmente tiernos también implica aceptar que habrá momentos que tendremos que dejar ir y atravesar el duelo, porque el duelo es otra cara del amor. El dolor de haber amado y perdido, de seguir amando algo o alguien que ha partido. Porque el amor se acaba, y forzarlo no es amor. En ese duelo y dejar ir también entra el aceptar que somos imperfectos, perdonarnos, tratarnos con cariño, ayudarnos a crecer y a aprender, a mejorar, a levantarnos, como lo hacemos con los demás. También el aceptar que habrá veces en que no podremos ser radicalmente tiernos, que nos ganará la oscuridad que nos habita. Pero reconocerla, aceptarla y, desde la ternura radical, irla llenando de luz, tanto como se pueda, para poder ser, cada vez más y por más tiempo, radicalmente tiernos.


Así, esta es una invitación a sumarse a un movimiento utópico y revolucionario, por ser permanente y presente. Una invitación a actuar con amor ante todo y ante todos como principio fundamental de acción, a protegernos, procurarnos y refugiarnos. Una invitación a luchar contra lo que lastima y destruye, a construir el bien común, a negociar, a soltar, a atravesar duelos, a perdonar, a comprender.


Es pues, una invitación a ser radicalmente tiernos.

6/12/22

6/12/2012

Hola,__! Te escribo para ponerte al tanto de las novedades, ya que hace rato que no te escribo.


Sigo en Christchurch. Finalmente tengo trabajo estable, casa y amigos que son geniales. Ahora trabajo en una planta de reciclaje, procesando los escombros del terremoto de hace dos años. Creo que eso ya te lo había contado, pero bueno. El punto es que recién me pasó algo bien raro.


Me encontré conmigo mismo en la cocina de un sueño o en el sueño de un sueño donde cocinaba, no lo recuerdo muy bien. Sabía que ese otro con perfos, con ropa que nunca había visto pero que me sonaba familiar, como algo que usaría, era yo. Un yo de otro tiempo, del futuro. Diez años, eso me dijo. “Han pasado diez años desde la última vez que nos vimos, aunque en realidad nos vemos diario, pero... tú me entiendes.” Lo entendí, como las cosas que se entienden en los sueños. Solo lo sabes, no sabes cómo es que sabes, pero sabes.


Recuerdo parte de lo que platicamos y a más pasan los minutos, más se van perdiendo los detalles, por eso quiero escribirte esto, para no olvidarlo. Si tan solo pudiéramos grabar los sueños, especialmente los que son importantes. Porque creo que este sueño fue importante, es más, tal vez no fue un sueño y de verdad me encontré en algún otro plano o dimensión. O tal vez en diez años domine la proyección astral. Se lo debí preguntar... me lo debí preguntar.


Los dos estábamos en la cocina, cocinando, obviamente. Yo estaba haciendo espagueti y él, calabacitas. Que raro, porque no me imagino cocinando calabacitas, pero quien sabe, el caso es que eso cocinaba él... o yo. Pongámosle él sabiendo que él soy yo, pero del futuro. Tú entiendes. Él andaba “grifo” (marihuano. Primera vez que escucho el término). Me ofreció de su pipa, pero como siempre, no sentí nada. Me dijo que me iba a tardar un poco más en que me hiciera efecto, que tenía que probarla más veces, pero que no me preocupara, que faltaba menos de lo que pensaba. Supongo que lo seguiré intentando hasta que funcione.


Estuvimos platicando de muchas cosas, más que nada de cosas que él ya no recordaba. Como la vez que quemé el cojín de un banco que tenemos aquí en la sala por ponerle una olla caliente encima y tuve que ponerle una playera como forro. Pero después de un rato se quedó callado y mirándome fijamente. Sonreía mucho y en un punto hasta se le empezaron a llenar los ojos de lágrimas. Me dijo cosas que voy a intentar transcribir, aunque no recuerdo sus palabras exactas. Además, hablaba muy raro... Pero bueno, esto es lo que me acuerdo:


Wey, eres un cabrón. Te estás rifando como no tienes una idea. Lo presientes, pero aún no eres capaz de comprender lo importante que está siendo todo esto que estás haciendo. Esto va a abrirte una cantidad  de puertas, ventanas, coladeras, bóvedas y almacenes que no te imaginas. Andar este camino en el que estás ahora es la mejor decisión que has tomado. Tal vez los sueños que tienes hoy no se materialicen, pero el futuro que tendrás será maravilloso.


Sé que ahorita te sientes confundido y perdido. Y te lo digo, wey. Vas bien. Vas perfecto. Así como vas. Y en un punto te darás cuenta de que es la mejor manera de estar, perdido, porque ese es el único momento donde te vas a encontrar a ti mismo.


Si me preguntas si la vas a seguir cagando, sí y mucho. Vas a seguir sintiéndote mal, sí, un buen rato. Vas a seguir perdido, confundido, sí, sin duda. Pero we, todo va a estar bien. Todo va a salir. Vas a encontrar personas hermosas en el camino, vas a vivir cosas increíbles, vas a crecer como no tienes una idea. Sí, seguro que mucho de lo que estás viviendo muchas otras personas también lo han vivido, pero la combinación de experiencias que estás adquiriendo es bastante peculiar y te va a permitir ver cosas desde lugares bien distintos.


Por ejemplo, con tus jefes (se refería a mis papás), esto te va a ayudar a tomar distancia y revalorar tu relación con ellos. Va a cambiar mucho esa relación y, de hecho, no va a mejorar mucho en los próximos años. Aún te faltan muchas cosas que trabajar, pero ya, después de que pase tiempo y distancia, irán asentándose las cosas en su lugar.


No sabes todo lo que te falta por atravesar. Va a ser duro y va a seguir siendo duro, pero sabrás salir, como siempre. Sin saber muy bien que chingados estás haciendo, pero caminando sin detenerte, metiéndote donde se pueda, entre las ramas, aunque salgas raspado, pero siempre pa’delante, como siempre. E insisto, la vas a seguir cagando, claro que sí. Crees que has cometido errores? Nambre, los que te faltan! Pero vas a salir, al menos hasta el momento así ha sido.


Eres un cabrón, we. Neta. No sabes el valor que tienes y te lo digo como alguien que ha madurado y envejecido. Y no lo digo así como de “ah, soy tu mayor y sé más que tú”. No. Madurar está de la verga, al chile. La neta es que ahora me dan más miedo más cosas, pero justo, porque cuando era tú le jugaba mucho al vergas. Pero justo eso me ha hecho quien soy. Quien serás. No pierdas la rebeldía, a pesar de que te hagas más miedoso.


Tú sigue así. Y me dirás “como así?” y sé que te enredarás con tus ideas y tu cabeza y te harás un pinche nudo. Pero we, así somos. Así. Justo así. Te lo digo, es algo con lo que vas a seguir lidiando un buen rato, pero poco a poco irás sabiendo manejarlo. Ahí la llevamos, nos ha tomado tiempo, pero ahí vamos. Mejorando, mejorando.


También, te vas a seguir peleando con tus emociones. Sí, eres muy sensible, pero no tienes inteligencia emocional. No tienes ni los conceptos ni las habilidades para dominar todo eso que te desborda. Y ya sé que vas a salir con un “pero no quiero dominar eso, las emociones se viven, los sentimientos importa vivirlos...” y demás cursilería romántica que, afortunadamente, no hemos perdido. Más bien piénsalo como que es un super poder. Igual tu capacidad analítica que termina enredándote en un perro nudo indescifrable. Son super poderes que te van a hacer llegar muy lejos, pero que tienes que aprender a controlar para utilizarlos a tu favor sin lastimarte ni lastimar a nadie en el proceso. De nada te sirve todo ese poder si no lo sabes manejar chido. Pero relax, que poco a poco irás hallando la manera.


Pero esto es mucho discurso que seguramente vas a olvidar. Así que quiero que te quedes con dos cosas (Y esto sí lo transcribo literal, letra a letra, porque es lo único que recuerdo perfectamente):


Uno. Eres un cabrón, un rifado, un chingón, tienes unos pinches huevotes que no veas y una buena suerte que parece deus ex machina.

Dos. Las cosas van a salir bien. Al final todo sale bien. Mucho drama intermedio, al principio y también al final, pero hasta este momento, todo ha salido bien, mejor de lo que esperaba.


Después de eso, me dijo que le podía hacer tres preguntas y que él me las respondería.


La primera pregunta la hice sobre nuestra amistad, o sea, tuya y mía. Él solo se rio y me dijo “Te mamas wey, pero obviamente no podía no preguntarme eso, verdad? Bueno, pues, pasó lo que tenía que pasar. Tú ya sabes qué va a pasar, aunque no lo quieras ver. Y justo eso es lo que pasó” La verdad es que no entendí muy bien su respuesta y actitud. Yo espero que se refiera a que seguiremos siendo mejores amigos mucho más tiempo.


Mi segunda pregunta fue sobre Larisa y me dijo “Vívelo a tope. Húndete hasta el fondo, pero sal a respirar a tiempo”. No entendí muy bien y tampoco fue muy alentador, la verdad.


Mi tercera pregunta fue si había algo importante que tuviera que saber o un consejo o algo y me dijo “No. Lo que tienes que saber, ya lo sabes y lo que aún no sabes, no estás listo para saberlo”.


Luego me dijo que ya se tenía que ir. Que la vida de adulto irresponsable (así lo dijo él) lo llamaba de regreso y que el “trip” (viaje, supongo) ya no le iba a dar para más. Me dio un abrazo y me dijo “estoy muy orgulloso de ti y de quien fui” y salió de la cocina con su plato de calabacitas y su pipa.


Fue raro, pero a la vez fue bastante agradable. Me sentí cuidado. No sé cómo explicarlo. Pero verme así, feliz, diferente pero igual, recibirme así... no sé, fue lindo, sabes? Supongo que también me siento orgulloso de ver en quién me voy a convertir, si es que llego a ser él. Te digo, creo que fue un sueño importante o tal vez no fue un sueño, no lo sé. Pero espero un día verme así, sentirme así, ser así. Quién sabe qué me pasó, pero quiero vivirlo. Aunque no sé si de verdad voy a poder hacerlo. Tal vez solo fue eso, un sueño. En realidad, no creo que llegue a ser él, o como él, pero bueno, si tiene razón, entonces voy bien, supongo.


Pero bueno, hasta aquí mi carta de hoy. Espero me cuentes como has estado, hace mucho que ya no me escribes ni respondes las cartas que te escribo.


Abrazos desde el fin del mundo. Te quiero __!

NW.

Template by:
Free Blog Templates