Unos días atrás, encontré una hoja de cuaderno arrancada entre miles de papeles inútiles. Esta tenía un pequeño escrito, el cual transcribo casi al pie de la letra. Por lo que recuerdo, esto lo escribí hace ya varios años, tal vez hace 4 o más. Cuando no existía N.W., y aún era el ahora difunto, LtG. Cuando para mí todo era depresivo y oscuro. Cuando mi más grande anhelo era suicidarme y dejar esta vida sin sentido. Este es un pequeño vistazo al antiguo corazón que latía en mi pecho.
La gente actual se olvida de vivir para si, ahora se vive para el trabajo y la histeria.
La locura se ha apoderado de todas las mentes y la histeria de todos los corazones. La gente olvida a sus amigos por sus deberes. Se olvida de disfrutar la vida.
El alma de las personas está marchita, seca y muerta como una roca y se gasta como la playa azotada por las bravas olas del mar. Estamos sumidos en un estar frío y triste.
El amor ya no es algo valioso. Ha pasado a un plano secundario en la vida. El dinero vale más que tu hermano, tus creencias, tus ideales e incluso que tu misma existencia.
Esta vida es monótona y aburrida. Fría y sin sentido. Histérica y loca. Si te detienes a observar un árbol, la vida te deja atrás y desapareces en el tiempo.
Ya no te es posible admirar las estrellas. El humo las ha ocultado.
Ya no puedes sentarte a la sombra de un árbol. Antes de hacerlo, este ya fue derribado para construir un edificio de oficinas.
Ya no puedes pronunciar la frase “te quiero”, sin que te tomen por un bicho extraño y cursi.
¿Amor, belleza, tranquilidad?, ¿A caso eso existe?, ¿Paz?, ¿Es eso real?. Que tipo de vida tenemos.
La paz es un lujo, la tranquilidad se ha extinto. El amor y la belleza son cosas hipócritas y vacías. La fe, las costumbres y las tradiciones son cosa del pasado.
¿De que sirve tener dinero si no se puede ser feliz? ¿De que sirve tener poder si no puedes amar?
Nuestra existencia es un infierno terrenal, ya no se puede tener más desgracia.
Nuestros orígenes no importan ya, ahora lo que alabamos es un futuro incierto.
Admirar un atardecer, escuchar un poco de música, leer un buen libro. Todo esto lo hemos cambiado por internet, televisión y videojuegos.
Salir a al calle ahora es como jugar a la ruleta rusa. Ser atropellado, secuestrado, asaltado o asesinado es algo de todos los días.
Pero todo esto es consecuencia de intentar llegar a la perfección, de develar cada misterio en el universo, de buscar eficacia y velocidad.
Y sobre todo, por no darnos tiempo de oler una rosa.
La gente actual se olvida de vivir para si, ahora se vive para el trabajo y la histeria.
La locura se ha apoderado de todas las mentes y la histeria de todos los corazones. La gente olvida a sus amigos por sus deberes. Se olvida de disfrutar la vida.
El alma de las personas está marchita, seca y muerta como una roca y se gasta como la playa azotada por las bravas olas del mar. Estamos sumidos en un estar frío y triste.
El amor ya no es algo valioso. Ha pasado a un plano secundario en la vida. El dinero vale más que tu hermano, tus creencias, tus ideales e incluso que tu misma existencia.
Esta vida es monótona y aburrida. Fría y sin sentido. Histérica y loca. Si te detienes a observar un árbol, la vida te deja atrás y desapareces en el tiempo.
Ya no te es posible admirar las estrellas. El humo las ha ocultado.
Ya no puedes sentarte a la sombra de un árbol. Antes de hacerlo, este ya fue derribado para construir un edificio de oficinas.
Ya no puedes pronunciar la frase “te quiero”, sin que te tomen por un bicho extraño y cursi.
¿Amor, belleza, tranquilidad?, ¿A caso eso existe?, ¿Paz?, ¿Es eso real?. Que tipo de vida tenemos.
La paz es un lujo, la tranquilidad se ha extinto. El amor y la belleza son cosas hipócritas y vacías. La fe, las costumbres y las tradiciones son cosa del pasado.
¿De que sirve tener dinero si no se puede ser feliz? ¿De que sirve tener poder si no puedes amar?
Nuestra existencia es un infierno terrenal, ya no se puede tener más desgracia.
Nuestros orígenes no importan ya, ahora lo que alabamos es un futuro incierto.
Admirar un atardecer, escuchar un poco de música, leer un buen libro. Todo esto lo hemos cambiado por internet, televisión y videojuegos.
Salir a al calle ahora es como jugar a la ruleta rusa. Ser atropellado, secuestrado, asaltado o asesinado es algo de todos los días.
Pero todo esto es consecuencia de intentar llegar a la perfección, de develar cada misterio en el universo, de buscar eficacia y velocidad.
Y sobre todo, por no darnos tiempo de oler una rosa.
LtG
