30/5/12

Almohadas imaginarias


Todo este rollo de mi plan de viajar por el mundo me ha hecho preguntarme. ¿Qué es un país? Buscando en el diccionario de la RAE, país se define como nación. Y nación como:

1.  f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno.
2. f. Territorio de ese país.
3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.

Y preguntando a distintos amigos:

“Territorio delimitado por fronteras, naturales y políticas, donde existe una población unida por cuestiones culturales, sociales, políticas y económicas.”

“Porción de territorio gobernada por las mismas personas [sea o no democracia] que comparten costumbres y tradiciones entre otros.”

“Región geográfica limitada cuyas fronteras están trazadas imaginariamente en base a ciertos tratados con los países colindantes o con el mar en el caso de que sea una isla, tiene una forma particular de gobierno específica de esa región y sus propias leyes a no ser que carezca de una soberanía teórica, su población vive en simbiosis social con las poblaciones de los países colindantes.”

“Espacio físico que una nación toma como suyo completamente para regir sobre él y controlar los aspectos en el sin la intervención de una nación tercera.”

Pero analicemos las definiciones. Casi todos concuerdan en el conjunto de habitantes con un gobierno igual y unidos entre sí por motivos culturales. Todos metidos en una porción de tierra.

Veamos, se habla de un conjunto de habitantes regidos por el mismo gobierno. Tomando eso en cuenta, podemos decir que cada estado de la República es un país, ya que es un conjunto de personas regidas por un mismo gobierno estatal. O podríamos decir que todos los católicos son un país porque están regidos por el mismo gobierno que es la Iglesia. Así pues, tenemos un país que abarca casi la mitad del planeta, o varios países pequeños, o incluso mínimos ya que cada delegación tiene su propio delegado que podría ser su gobierno. ¿Incluso una junta vecinal regida por una persona específica podría ser un país? ¿O por qué no la Unión Europea donde casi todos tienen gobiernos social-demócratas?

También mencionan un conjunto de personas de un mismo origen. ¿A qué se refiere con “origen”? Porque si nos ponemos estrictos, todos venimos del mismo pueblo nómada que surgió en África hace ya un tiempo. Ahora, si nos referimos a un ancestro más reciente, pues cada familia sería un país, ya que yo no comparto ningún ancestro reciente con mis vecinos. Curioso lo del origen.

Que generalmente se habla un mismo idioma. Pues casi toda Latinoamérica es hispanohablante, ¿Entonces somos un país? Incluyendo a España y a todos los que hablan español. O bien, que hablamos idiomas diferentes. Pues, en sí esa definición podría abarcar a todo el planeta, así que tampoco es muy satisfactoria.

Tradiciones comunes y aspectos culturales compartidos como música, comida, ropa, etc. Pues ahora muchos celebramos la navidad. Esa es una tradición común entre muchas personas en el mundo, ¿Eso nos hace un país? Tampoco según nuestra concepción general de un país. Además, en Monterrey no se celebra la Guelaguetza, y en Chiapas no se comen las carnitas. Así que tenemos tanto tradiciones comunes como distintas y no por eso Oaxaca es un país. ¿O sí?

Y en lo que todos concuerdan: TERRITORIO. Exacto, eso es un país; un pedazo de tierra, sin importar que o quienes viven ahí. ¿Pero quién dijo “hasta aquí es mío y hasta acá es tuyo”? Bueno, pongamos un ejemplo.

Imaginen dos hermanos, uno metalero y otro popero. El metalero tiene sus propios valores, “leyes”, tradiciones e incluso podríamos decir que su idioma. Lo mismo sucede con el hermano popero. Ahora estos dos hermanos deben compartir una cama en un hotel mientras están de vacaciones. Cada uno tomará un lado de la cama y la dividirán con una línea imaginaria, o incluso con almohadas para hacer menos imaginaria la antes mencionada línea.

Así pues, cada lado de la cama es un país, con sus reglas, tradiciones, costumbres, etc. Y si el otro hermano intenta cruzar al otro lado, seguramente recibirá un puñetazo en el estómago. Así es como se forma un país. Algún grupo de personas deciden poner almohadas o imaginarlas y decirle a su hermano popero/metalero del otro lado “Si pasas esta línea, te parto el hocico”, y así ha sido desde siempre, nos gusta tener nuestro espacio personal.

Aunque bien el hermano popero y el metalero podrían tener su espacio personal sin tener que dividir la cama. Solo basta que se acueste uno de un lado y el otro del otro; y si uno se acercase mucho, con un simple “Hazte para allá” sería más que suficiente y sin tener que decir “Cabrón! Te pasaste de la línea!”

Pensemos un poco en los hermanos y la cama. Aún cuando partieran la cama a la mitad con una sierra, sigue siendo la misma cama. Además, ni es suya! La cama es del hotel, no de ellos. Entonces, ¿Por qué se empeñan en decir “Este es MI lado” si ni siquiera es SU cama? Todavía si ellos hubiesen comprado o construido la cama podrían adjudicarse una mitad.

Creo que ya se nota a donde quiero llegar. ¿Por qué insistimos en decir “Este es MI territorio” si no es NUERSTRO planeta? Nosotros no lo hicimos, ni lo compramos. Nosotros solo estamos alquilándolo. ¿Y cual es la necesidad de imaginar almohadas? Con un simple “Estás invadiendo mi espacio personal, por favor hazte más para allá” sería más que suficiente.

Cuando un vecino estaciona su coche frente a tu casa, normalmente le pedimos amable o no, que lo quite, pero no por eso vamos y quemamos su casa. Tampoco le pedimos que se desnude antes de cruzar frente a nuestra casa para asegurarnos que no traiga nada que pueda dañar la fachada o el jardín. Somos bastante civilizados, o al menos lo intentamos.

Sin embargo, si alguien quiere pasar al pedazo de cama que desde hace unos años se llama “EUA”, seguramente no te pedirán amablemente que te vayas. Si bien te va, te deportarán a patadas a tu lado de la cama.

Si pensamos en un país como normalmente lo hacemos, podemos darnos cuenta de que uno puede caminar libremente por donde quiera y en sí todos los habitantes, con todo y las diferencias propiamente humanas, se reconocen como parte del grupo. ¿Y si hiciésemos del mundo un gran país? Donde en vez de estados haya regiones y que cada región tenga su representante, y a su vez esa región que esté dividida y así progresivamente hasta llegar a las casas y familias.

Esperen. El mundo es así, cierto? Cada región tiene su representante o “presidente/emperador/dictador/rey” y esas regiones se dividen una y otra vez. Todos vivimos y nos apoyamos entre nosotros, las regiones agrícolas envían alimento a las regiones industriales y viceversa. Lo único que nos falta es que todos usemos la misma moneda, porque ni el idioma, ni tradiciones, ni nada son uniformes incluso dentro de las casas.

¿A poco no sería mejor así? Todos unidos y juntos, apoyándonos unos con otros en vez de atacarnos. Claro, habrá peleas y desacuerdos, pero entre el hermano metalero y el popero también los hay, y eso no les quita su calidad de hermanos ni que, aunque no lo admitan, se quieran, se respeten y si es necesario, se ayuden.

Pero bueno, yo soy muy idealista a veces. Necesitaríamos que todos los hermanos estén dispuestos a no invadir el lado del otro, sin necesidad de hacer una barrera de almohadas imaginarias. Pero definitivamente, así disfrutaríamos más nuestras vacaciones en la Tierra.

22/5/12

(...)

Aún cuando sea una simple rosa, el Principito tiene todo el derecho de defenderla sin importar que le digan tonto. 

"Si sucumbes ante la crítica y olvidas tus ideales, no importa lo que la gente piense, eres todavía peor." 
North Wind.

18/5/12

Es mejor matar delfines.

Oh pequeño monstruo infernal que primero vienes vendiéndonos tolerancia, conocimiento y libertad de pensamiento para luego volvernos a encerrar en el fanatismo, la ignorancia y los oídos sordos.

No sirve de nada no discriminar a los homosexuales, a la gente de piel oscura o a las mujeres si apartamos de nuestro lado al que escucha reggaetón, al que votará por la derecha y al que cree fervientemente en Dios.

Pequeño demonio de la contracorriente, que vienes seduciéndonos con el poder de cambiar el mundo gritando en alto que no estamos de acuerdo con la represión y la exclusión; y al mismo tiempo reprimimos y excluimos a los que no concuerdan con nosotros. El fanatismo y los ojos ciegos no solo son conservadores, los liberales también pueden sucumbir ante el “yo sí y tu no”.

No volaremos nuestros cuerpos en nombre de Dios, pero si censuraremos y señalaremos con el dedo a aquel que lo hace, insultándolo y llamándolo fanático; siendo que estamos sumergidos en nuestro propio fanatismo liberal y de mente abierta.

De que sirve una mente abierta si solo acepta a otras mentes abiertas. Seguimos excluyendo, discriminando y humillando al prójimo. No hemos cambiado en nada. Ahora el que merece la cámara de gas no es el judío, si no el sacerdote. La que no tiene derecho a un trabajo digno ya no es la mujer, ahora es el que escucha a Justin Bieber.

Vamos, no solo somos fanáticos, si no también hipócritas; nos elevamos sobre los demás en nuestro pedestal de supuesta mejor manera de ver el mundo mientras aniquilamos con nuestra lengua a los que no concuerdan con nosotros.

Ahora el gay tiene derechos, pero el derechista no tiene voz. Ahora el maya tiene vivienda, pero el torero es retrograda. Ahora se puede abortar, pero no ser Papa.

Bienvenidos todos al mundo de la hipocresía de pensamiento, de la doble moral, donde se puede humillar fingiendo tolerancia, donde se puede pisotear fingiendo fraternidad, donde se apuñala fingiendo abrazar.

Donde es mejor matar delfines que ballenas.

10/5/12

La Hoja en Blanco

Quiero y no puedo escribir.

¿Por qué? Porque leo y releo el escrito anterior y me digo a mi mismo “A ver como superas eso”. ¡Y cómo superarlo!  En ese momento las letras eran mis aliadas, las palabras mis amigas y las ideas fluían como agua entre mis dedos, entre mi alma y mi mente. Un río de emoción, de creatividad viajaba a toda velocidad dentro de mi ser, serpenteando y tomando fuerza mientras bajaba por mis brazos para terminar en una caudalosa cascada en la punta de mis dedos, la cual talló y redondeó el papel, las letras, las palabras, las metáforas.

¿Y ahora? Esos rápidos, esa cascada ruidosa. Ahora no es más que un riachuelo que viaja lentamente, sin preocupación, sin nada en que pensar. Arrastra un poco de arena, algunas hojas y de vez en cuando un pequeño guijarro suelto. Pero no tiene la fuerza para tallar la roca del papel vacío. Intento darle fuerza, intento ver las estrellas y escuchar la melodía de la lluvia. Busco algo que le regrese la fuerza a aquel río que ahora es tan solo un atisbo de lo que fue. Una sombra, un débil hilo de agua que a ni un pez podría darle cabida.

Que fue de esa inspiración, de ese incendio que consumió el espacio vacío y lo llenó de ideas y pensamientos. De imágenes y luz. Ahora solo son cenizas, brasas que se avivan un poco con el viento, pero que no logran producir ni la más insignificante lengua de fuego. Como reanudar aquella explosión de calor y brillo que se manifestó en simples palabras, que intentó expresar su intensidad en fonemas y sílabas, formando frases que solo permitían conjeturar la verdadera naturaleza del fuego por lo limitado que es el lenguaje. Las flores y el trino de las aves hacen crepitar por un momento la madera y los carbones, pero el fuego no crece. Está ahogado entre las cenizas de lo que fue.

Como llamar al cierzo que antes barría con todo lo que se encontraba, desprendiendo tejados y arrancando paraguas. Ahora es una suave brisa que apenas desacomoda el cabello de los despreocupados transeúntes de mi imaginación. Ya no se oye el rumor de las hojas, ni el aullido tenebroso saliendo de las chimeneas. Ya no hay remolinos que levanten las letras y las ordenen en bellos relatos, en oraciones largas. Dónde está ese vendaval que hacía girar los rehiletes a vertiginosas velocidades, haciendo que sus colores se confundieran entre sí creando otros nuevos y maravillosos más allá de lo imaginable. Ahora todo está rodeado por un gran muro que no permite al viento arrasar con lo que toque, haciéndolo estrellarse con ideas vacías e inconexas.

Porqué la tierra ya no vibra, ya no ruge, ya no se estremece destrozando los castillos y aterrando a los reyes de la lógica. Ya no tira las paredes de lo existente dando pie a lo inexistente, a las mil posibilidades del caos. Ahora la roca sólida descansa como un gigante durmiente, roncando en la comodidad de lo común. El alma y la mente están quietas, estáticas, a la espera de un terremoto que remueva sus cimentos, derrumbando sus cúpulas y ciclópeas torres hasta que no quede nada, para así poder renovarse, reconstruirse y renacer.

Y veo las estrellas y escucho la melodía de la lluvia. Y veo las flores y escucho el trinar de las aves. E intento tallar con mis propias manos lo que parece imposible, la inmaculada superficie de la hoja en blanco.

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