18/2/20

Resistencia al cambio

Inercia dicen los físicos. La materia se niega a ponerse en movimiento, cambiar de dirección o velocidad. Es física pura y también procesos de la mente. Neofobia, como las ratas. Miedo a lo nuevo, a lo desconocido, de ahí nuestro miedo a la muerte. No a morir, sino a lo que hay (¿hay?) después.

Pero el cambio es vida. Evolución, adaptación, crecimiento. El cambio es movimiento, descubrimiento y posibilidades. Lo que no se mueve, se estanca, se enlama, se oxida y se enmohece. No crece, muere. La muerte es eso, el no cambio, lo estático, la versión final y acabada de lo que uno pudo ser o no ser.

No hay que resistir el cambio, hay que abrir puertas, ventanas y hasta agujeros en los muros si es necesario para salir y explorar.
Pajarillo, no te resistas. Vuela lejos, abandona una vez más la jaula que con tanto esmero has construido y cómodamente has habitado. Cambia de paisajes, colores y sonidos. Quien sabe que encontrarás detrás de la siguiente colina, más allá del bosque, atravesando los mares. 

Rompe las cadenas que tú solo te has puesto, has un giro en la trama, cambia de camino, salta del tren y corre por la pradera. Ocupa ese empuje, esa inercia, para llegar lejos, más lejos, en otra dirección, allá donde no conoces, allá donde no has estado.

Vuela pajarillo, vuela una vez más a lo desconocido.

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