30/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 15.

Capítulo 15

El día en que justamente faltaba un mes para que se cumpliera un año de la muerte de su madre, Pablo, aprovechando que los monjes estaban en misa, entró a la celda de Arturo y como era costumbre, cambió las velas que veía se estaban acabando, pero en vez de poner velas cualquieras, se podrá intuir que colocó en su lugar. Pablo sentía como su corazón latía fuertemente e incluso llegó a creer que lo descubrirían por el ruido de este, pero se apresuró a hacer el cambio y salir de ahí, mas al cerrar la puerta se encontró cara a cara con su tío que ya regresaba de la misa.

“Solo venía a cambiar las velas que se estaban acabando por velas nuevas para que nunca le falte luz” Dijo el pequeño Pablo con la mirada baja y con un sudor frío recorriéndole la espalda.

“Muchas gracias, Dios te lo pague.”

Arturo entró a su celda y Pablo se quedó afuera, temblando del miedo que le provocó aquella experiencia, pero pensó en que pronto llevarían a cabo la última parte de su plan y que cuando Arturo estuviese agonizante, lo atormentarían. El mismo se dijo que hasta ese momento se podía poner nervioso, pero que se controlara si no quería que lo descubrieran, así que Pablo siguió con sus deberes, esperando a que la noche cayera y que Arturo prendiera fuego a aquel veneno.

La noche llegó y Arturo prendió ambas velas para estudiar a su luz las Escrituras. Rápidamente empezó a sentir un ardor en la garganta y en los ojos que no se podía explicar, y en eso estaba cuando escuchó unos pasos fuera de su celda. Les estaba prohibido a los monjes salir a esas horas de la noche, por lo que salió a ver que sucedía.

“Hermano Arturo, disculpe lo moleste a esta hora, pero me he quedado sin velas. Ese muchachito que se supone debería haberlas cambiado no lo hizo y ahora no tengo luz en mi cuarto. Sería tan amable de darme una de las suyas?”

“Le daré ambas velas, yo se que usted, Hermano Gabriel, asiduo lector y estudioso de las Escrituras las necesita en este momento más de lo que yo las necesitaría en toda una semana, así que por favor, llévese ambas y continúe con sus estudios.”

Arturo nunca se enteraría de que acababa de salvarse de una muerte lenta y dolorosa, y en cambio, había condenado al pobre hermano Gabriel que apenas llevaba tres meses en el monasterio, a una de las muertes más horribles. Así pues, el hermano Gabriel al encender las velas en su cuarto, comenzó a sentir esos ardores propios del veneno, pero tampoco llegaba a explicarse que sucedía, mas no le importaba realmente, ahora si podía seguir leyendo aquellos textos prohibidos que había encontrado en la biblioteca. Le llamaba en especial uno que hablaba de herbolaria…

27/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 14.

Capítulo 14

El plan de Marcos y Pablo era el siguiente: Pablo ingresaría al convento pidiendo que le dieran algún trabajo o algo que hacer dentro e investigaría cual era la celda de su tío y una vez seguro, Marcos le daría una vela envenenada que pondría en la celda de Arturo y una vez que estuviese agonizando, torturarlo por medio de la culpa haciéndose pasar por enviados de Dios diciendo que ese era su castigo. Simple en teoría, difícil en práctica. En primer lugar, como envenenar una vela? Esta era una de las cosas que la anciana Genoveva le había enseñado a Marcos en sus ocho meses como aprendiz. Primero se toma una vela y con un trozo de metal caliente se derrite el centro para sacar el pabilo, el cual se impregna con algún veneno que se libere al ser quemado, como el de las hojas con que Marcos mató a la anciana, luego el pabilo se coloca de nuevo en su lugar y se rellena el agujero de la vela con cera. Así se envenena una vela. Así pues, Marcos y Pablo se dirigieron en primer lugar a lo que quedaba de su casa, la cual había sido destruida por la Santa Inquisición dos semanas después de la muerte de Irene, y ahí, utilizando las piedras que quedaban, construyeron un pequeño refugio donde pasar las noches y preparar lo necesario.

Una tarde, Pablo se dirigió al monasterio a pedir que le dejaran quedarse y que lo acogieran como un siervo, ya que no tenía a donde ir pero no tenía vocación de monje. Pablo fue aceptado y su primer trabajo fue el barrer los pasillos de todo el monasterio y mantenerlos limpios. Así, poco a poco se fue familiarizando con el monasterio hasta conocerlo como la palma de su propia mano, claro está que conocía perfectamente la ubicación de la celda de Arturo. Por las noches, robaba hogazas de pan que lanzaba por una ventana para que Marcos tuviese algo que comer, y una vez que Pablo se sintió listo para el siguiente paso, dentro de una de ellas metió un guijarro, señal que habían pactado con anterioridad que significaba que Marcos podía comenzar a hacer la vela envenenada. Esa misma semana a Pablo lo convirtieron en mandadero, dígase que podía entrar y salir del monasterio para comprar cosas que se necesitaran, y que mejor para poder ir por la vela al refugio de Marcos.

Marcos por su parte, hizo varias velas con distintas cantidades de veneno, pero no sabía cual sería la mejor por lo que decidió ponerlas a prueba, yendo a la posada donde hacía casi un año se habían hospedado y cambió varias velas por velas con veneno, las cuales tenían una marca diferente para saber que contenían cada una y esperó dos días, en los cuales se llegaría a consumir como máximo la mitad de la vela, y después podría elegir cual de todas era la más apropiada. En ese tiempo era común que la gente muriera en las posadas, ya que no era raro que los posaderos los mataran por su dinero, así que a nadie le extrañó la muerte de dos personas. Algunas de las velas causaban la muerte casi instantánea, otras no llegaron a matar a nadie pero si a hacerlos enfermar de gravedad y otras solo un ligero escozor en la garganta, así que Marcos se decidió por las que actuaban lento, pero eran letales para usar en contra de Arturo. Así, con las velas listas, se encontró con su hermano al cual le dio dos velas envenenadas, que se encargaría de ir colocando en la celda de su tío.

23/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 13.

Capítulo 13

Pablo había amarrado con una gran cuerda la puerta a uno de los barrotes de la única ventana que había en su pequeño cuarto para que Genoveva no pudiese abrirla, además de que se había desnudado por completo y con sus ropas cubrió la hendidura de debajo de la puerta para que el humo no entrara. Del otro lado de la puerta se escuchaba como Genoveva tosía, y al darse cuenta de lo que pasaba a vociferar e intentar salir de la habitación, luego intentó abrir el pequeño cuarto donde Pablo estaba, pero le fue imposible. El escuchaba como intentaba apagar las hojas pisoteándolas, pero cada vez se escuchaba más débil, ya que mientras dormía había respirado bastante humo. Después de unos momentos, ya no se escuchaban sus gritos y después oyó un golpe seco en el suelo. Marcos por su parte, seguía introduciendo hojas encendidas, aún cuando la anciana seguramente ya debiera estar muerta, quería asegurarse de ello, y no le preocupaba su hermano ya que lo había prevenido y le dijo que mantuviera su cara cerca de la ventana para así poder respirar aire fresco.

Pasaron quince minutos desde que Marcos inició a meter las hojas y creyó que con eso sería más que suficiente, así que salió de la casa y fue hacia la ventana del cuarto de Pablo. Le preguntó si estaba bien y el lo confirmó, así que Marcos le indicó que saliera de su habitación cubriéndose la cara con algo para no respirar los restos del humo, y le abriera la puerta para entrar y ayudarle a limpiar todo el desastre. Una vez abierto y ventilado el cuarto de la vieja Genoveva, los dos comenzaron a ordenar todo, limpiaron los restos de la ceniza de las plantas y acostaron a la vieja en su cama, para así dar la impresión de que ella había muerto por causas naturales y no hubiese ninguna sospecha en su contra. Marcos tomó lo que necesitaría para hacer el veneno con que mataría a su tío y los dos salieron de la casa arropados por la noche. Seguro que se preguntarán como un par de niños de no más de trece años podían tener un alma tan fría, pero el dolor y la ira pueden transformar a la más noble persona en un despiadado asesino.

Los dos hermanos comenzaron su viaje de regreso a San Martín de la Luz, el viento frío los hacía tiritar, pero al entrar en calor por la caminata se sintieron un tanto mejor. Como iban a pié, tardarían un día en llegar hasta su destino, pero iban bien preparados para cualquier cosa que les aconteciese, llevaban comida y agua, y ambos traían ocultos bajo sus ropas puñales que les servirían si necesitaban defenderse. Caminaron durante horas, los pies les dolían pero aún así continuaron caminando hasta que el alba comenzó a despuntar en el oriente. Se detuvieron y sentaron al pié de un árbol, donde comieron un poco de lo que traían y descansaron durante unas dos horas antes de volver a emprender su travesía. Aún cuando el cansancio amenazaba con dormirlos, el saber que pronto obtendrían su venganza les insuflaba nuevas fuerzas para seguir caminando. A eso de las dos de la mañana del día siguiente pudieron ver a lo lejos el caserío del pueblo, cosa que los llenaba de felicidad y al mismo tiempo de tristeza e impaciencia por llegar.

19/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 12.

Capítulo 12

Han pasado ya casi diez meses desde la ejecución de Irene. Arturo ha desistido completamente de la búsqueda de sus sobrinos después de meses sin resultado y se ha resignado, muy a su pesar, a pasar lo que le quedara de vida en el monasterio. Mientras tanto, Marcos y Pablo aún vivían en la casa de la anciana Genoveva, siendo Marcos ahora un gran conocedor de las artes ocultas. Aun cuando había pasado mucho tiempo desde la muerte de su madre, aún ambos hermanos tenían la idea de tomar venganza contra su tío Arturo, así que un día Marcos habló con la anciana y le dijo que era hora de que el volviera a arreglar los asuntos pendientes que tenía con su tío. Genoveva le respondió que ella le daba permiso de retirarse cuando el así lo deseara.

“Le agradezco en verdad sus enseñanzas y es hora de ponerlas en práctica. Mañana por la mañana regresaremos a nuestro pueblo y consumaremos el plan que tanto tiempo hemos planeado”

La anciana Genoveva le preguntó a Marcos porqué usaba los verbos en plural, que ella no iría a ningún lado, y Marcos le recordó que su hermano también deseaba tomar parte de la venganza contra su tío.

“Alfonso, eres un ingenuo si crees que dejaré que te lleves a tan buen ayudante como Martín, además, recuerda que el fue el pago por el que te vendí mis conocimientos y habilidades, y a menos que puedas devolvérmelos, no consentiré que te lleves a tu hermano a ningún lado.”

Marcos quedó atónito, no podía dar crédito a las palabras, si bien ciertas, que Genoveva le estaba diciendo. El no se iría a ningún lado sin su hermano menor, le había prometido a su madre que nunca iba a permitir que su hermano se separara de el pero ahora o se quedaba con la anciana o regresaba a San Martín de la Luz a cumplir su cometido. Bien podría regresar con la anciana, pero el quería continuar con su vida, no quedarse en aquel pueblo siendo señalado como brujo. Ahora tenía que ver como liberaba a su hermano, así que comenzó a idear alguna artimaña para poder huir juntos. Habló con Pablo y el también quería irse cuanto antes, mas la anciana ya había tomado sus precauciones, haciéndolo dormir todas las noches en un cuarto cuya única entrada daba hacia el mismo cuarto de Genoveva, así que era imposible que Pablo saliera sin que la anciana lo notara. Marcos pasó varios días esperando algún descuido de la anciana para así poder escapar, pero sabían que si se daba cuenta, probablemente los delataría, diría que le habían robado o inventaría cualquier cosa con tal de que los apresaran a ambos, por tanto, Marcos comprendió que aún pudiendo liberar a Pablo por la noche, en cuanto la anciana notara su ausencia, correrían peligro. Así que Marcos decidió matar dos pájaros de un tiro, haría uso de sus conocimientos para acabar con la anciana, así primero probaría si lo que había aprendido funcionaba y de paso eliminaba a esa anciana que representaba un obstáculo para seguir con sus planes.

Decidió una noche hacer uso de una hierba que según había aprendido, al quemarla liberaba un humo que rápidamente asfixiaba a quien lo oliera. Consiguió una enorme cantidad de aquella planta y una noche, habiéndole advertido a su hermano de lo que pasaría, trabó la puerta del cuarto de Genoveva para que no pudiese salir y por debajo de la misma, comenzó a meter ramas y hojas encendidas.

16/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 11.

Capítulo 11

“Como te has enterado de la existencia de esta hierba mocoso? No sabes acaso que es una de las plantas más peligrosas que se puede encontrar? Unas gotas del extracto de sus hojas y podrías matar a una cuadrilla de caballos entera. Además, para que querría un niño de tu edad un veneno tan poderoso?”

Marcos le contó la historia de su madre y como su tío la había condenado a la hoguera, y que ahora el quería tomar venganza. La bruja reía por la historia del niño mientras le decía que si de verdad quería que Arturo sufriera, no le diera ese veneno que lo mataría al instante, si no que debía darle otras cosas para que su muerte fuera lenta y dolorosa como si se estuviera quemando en la hoguera, diciendo esto último con un claro tono de ironía. Marcos le pidió que le mostrara como hacerlo, que el deseaba con toda su alma hacer sufrir a su tío como el había hecho con su madre, aún cuando su alma fuera condenada a las llamas del infierno por tales acciones. La bruja solo sonreía y aceptó enseñarle, pero el debía darle algo a cambio.Marcos no tenía nada más que su ropa y su caballo, así que ofreció en pago al caballo y todo cuanto traía encima, mas la bruja le dijo que lo que quería era a su hermano pequeño para tener de sirviente. Marcos se negó rotundamente y la bruja le preguntó que qué le era más importante, vengar a su madre o su hermano, que en todo caso, viviría bien con ella y no le faltaría nada. La bruja lo sacó del cuarto y le dio esa noche para pensarlo. Marcos salió dando tumbos del lugar y con el estómago revuelto por lo que acababa de sucederle, tan aturdido estaba que no notó que su hermano estaba junto a la puerta.

Pablo había escuchado toda la plática de la bruja y su hermano, y comprendía que si querían lograr su objetivo, el debería sacrificarse y así lograr que la anciana le enseñara sus artes a Marcos, por lo que el mismo decidió ofrecerse a la bruja la mañana siguiente, pero por lo pronto regresó a la cama. En la mañana Pablo salió y vio a su hermano dormitando sentado en el suelo del pasillo, seguramente se había quedado toda la noche en ese lugar, así que decidió no despertarlo. Fue a hablar con la bruja y le dijo que había escuchado todo y que se ofrecía voluntariamente para que aceptara instruir a su hermano. La bruja aceptó la oferta y fue a despertar a Marcos.

“Anda niño, el tiempo apremia. Levántate y sígueme para que te enseñe algunas cosas que te serán útiles para acabar con tu tío.”

Marcos se despertó y no entendía por que la bruja había cambiado de parecer, pero el estaba contento de escuchar aquello y como si el piso estuviera ardiente, se levantó de un brinco y siguió a la bruja la cual estaba saliendo ya de la casucha. Marcos le pidió unos minutos en lo que iba a despertar a su hermano, pero la bruja le dijo que no era necesario y señaló hacia el interior de la casa. Pablo estaba parado tras de Marcos y le dijo que el se había ofrecido para ser el ayudante de la bruja a cambio de que le enseñara a usar las hierbas. Marcos palideció y casi se desmaya al escuchar tal noticia.

12/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 10.

Capítulo 10

Marcos y Pablo hojeaban ese libro mientras los recuerdos se les agolpaban en la mente. Veían a su madre trabajando en el jardín, cortando hierbas y dándoselas a la gente en pequeños hatos, sembrando nuevas hierbas y arrancando maleza, también recordaban como a veces ella misma ingería algunas e incluso les daba a ellos. Así llegaron al capítulo final del libro, donde se hablaba de hierbas venenosas y otras que podían causar la muerte de aquel que las ingiriera. Leyeron el capítulo enterándose de cómo identificarlas y el modo en que podían ser aplicadas. Después de aquella lectura decidieron que su tío debería sufrir exactamente por lo que falsamente se le acusó a su madre, moriría envenenado. Los niños arrancaron algunas hojas del libro y salieron de la biblioteca. Finalmente dieron con su cuarto, guardaron las hojas entre sus ropas y se dispusieron a dormir pensando en como conseguirían aquellos ingredientes.

La mañana llegó, los niños salieron de su celda y se toparon frente a frente con su tío, el cual reconocieron por haberlo visto en la ejecución de su madre. El venía caminando por el mismo pasillo pero en dirección contraria, dirigiéndose hacia la capilla. Ellos temieron por un instante que se diera cuenta de quienes eran mas el simplemente les dio los buenos días y continuó su camino sin siquiera volver la mirada. Aliviados, Marcos y Pablo salieron del monasterio y fueron en busca de un caballo para poder ir al mismo pueblo donde sus padres habían ido en busca de las hierbas del jardín. Encontraron un establo y con lo que les restaba del dinero que su madre les había dado compraron un caballo. A todo galope fueron hasta aquel pueblito y  se dieron a la tarea de encontrar el mercado, donde seguramente alguien sabría donde conseguir lo que buscaban, pero una vez ahí, todos negaban saber de que hablaban y que aquellas plantas estaban prohibidas tanto para su siembra como para su venta. Incansables buscaron hasta que la noche llegó y tuvieron que buscar donde quedarse.

Encontraron una casucha por las orillas del pueblo y cuando iban hacia ella, varias personas les dijeron que ahí vivía una bruja y que no les convenía acercarse. Ellos sabían que si eso era cierto, esta era su oportunidad para obtener el veneno, así que fueron hasta la casa y llamaron a la puerta. Una anciana les abrió y les preguntó que hacían ahí. Ellos le repitieron la historia que habían utilizado anteriormente para obtener asilo en el monasterio; la anciana los dejó pasar y los llevó hasta un cuarto donde les dijo que podían dormir, ellos dieron las gracias y se acomodaron mientras la anciana se retiraba. Marcos decidió esperar hasta bien entrada la noche para ir a buscar algo que les sirviera, así que cuando su hermano se hubo dormido, el salió a ver si encontraba algo. Frente a el había otro cuarto, entró y encontró a la anciana haciendo un ritual extraño. La anciana, enfurecida por la interrupción del niño, lo tomó de un brazo y lo lanzó dentro del cuarto y asegurando la puerta para que nadie entrara. Marcos estaba aterrorizado y la anciana le hacía preguntas, ya que ella creía que eran espías del Santo Oficio y si era el caso, tendría que matarlos ahí mismo.

“No venimos a delatarla, venimos a pedirle nos de un poco de esta planta” dijo Marcos sacando una de las hojas del libro y dándosela a la anciana, que en cuanto vio de que planta se trataba, abrió los ojos como platos y se quedó callada.

11/11/11

Escrito en un papel roto.


Si tu, el que ve sin ver,
El que oye sin oír,
Que vive sin vivir.

Vivo tu cuerpo,
Muerta tu alma,
Muerto en vida.

Que desperdicias tu tiempo
Pensando en asuntos banales
Y sufriendo por tonterías.

Alivia tus penas
Mientras hueles una rosa
Y te dejas llevar por la corriente.

Tomate la vida en serio
Solo si ello lo amerita
Todo lo demás, déjalo fluir.

9/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 9.

Capítulo 9

La posadera no entendía como un par de niños vestidos con harapos podían tener tanto dinero, seguramente lo habían hurtado en la plaza mientras la gente veía a la bruja arder, pero a ella poco le importaba de donde venía el dinero, lo que le importaba era que se lo dieran, así que no tuvo problema en darles un cuarto para los dos. Los llevó hasta el fondo del lugar y les indicó donde podían pasar las noches que quisieran siempre y cuando, claro está, tuviesen dinero para pagar. Marcos le dio a la posadera el dinero correspondiente y junto con su hermano, entró a la pequeña habitación donde darían rienda suelta a su imaginación para idear como tomar medidas respecto a su tío. Los dos sabían bien que si le hacían algún daño y se encontraban pruebas en su contra, compartirían el destino de su madre, pero  tenían a su favor el hecho de que Arturo jamás los había visto y que solo sabía sus nombres, así que en primer lugar, ellos ya no usarían sus nombres de pila, de ahora en adelante se presentarían como Alfonso y Martín.

Lo que más querían los dos hermanos es que Arturo confesara que lo que hizo fue por codicia y no por buen cristiano, para que el también fuera sometido a castigo. Sabían que aún cuando confesara que el había sido el destinatario de la carta, no se haría nada en su contra ya que cumplió con su deber al denunciar a Irene, así que lo único que les quedaba es que salieran a la luz sus oscuros y verdaderos propósitos. Para ello, el pequeño Pablo pensó en que podrían hacerse pasar por fantasmas o espíritus que le hablaran por la noche. Marcos consideró la idea como un buen plan, solo que ahora tendrían que acercarse a Arturo para llevarlo a cabo. Salieron esa noche de la posaba y fueron al monasterio, tocaron las puertas insistentemente hasta que alguien les abrió.

“Disculpe lo molestemos a tan altas horas de la noche, pero necesitamos un lugar donde quedarnos. Yo soy Alfonso y el es mi hermano menor Martín, íbamos de camino a nuestro pueblo cuando la noche se comenzó a cernir sobre nosotros y como sabemos que estos rumbos por la noche son peligrosos decidimos buscar donde pasar la noche, pero como no tenemos dinero para pagar una posada, hemos venido hasta aquí buscando que nos den asilo.”

El monje les dijo que entraran y los condujo hasta una celda desocupada donde podían pasar la noche. Los dejó ahí y se retiró a la suya propia. Los hermanos esperaron hasta que ya no se escuchasen ruidos fuera de la celda y salieron a buscar la de su tío. Ellos no tenían ni idea de cual pudiera ser, así que fueron de celda en cela viendo si podían encontrar algo que les indicara cual era la que buscaban. Recorrieron todo el monasterio sin éxito y llegaron hasta la cocina de donde sacaron unos panes para comer. Luego, intentando regresar a donde ellos iban a pasar la noche dieron con la biblioteca del monasterio, entraron y prendieron algunas velas para verla mejor. Su madre les había enseñado a leer y escribir desde niños, así que bien podían entender los títulos de los libros que encontraban. Recorrieron el lugar y se toparon con un viejo libro cuyo título era: “Plantas y hierbas que los naturales usaban para curar sus males.” El título del libro enseguida les sonó a ambos y decidieron abrirlo. Ese era el libro que su infortunada madre había encontrado años atrás y que la había conducido a plantar todo aquello en su jardín.

5/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 8.

Capítulo 8

La rabia inundó a Arturo, caminó hasta la hoguera y atacó a su hermana. El sacerdote le gritó que se detuviera y varios soldados fueron a agarrarlo, y una vez arreglado ese asunto, se dio la orden de que se continuara con la ejecución y los verdugos encendieron la base de la pira. Mientras tanto Arturo se revolvía en los brazos de los soldados y veía como su libertad y su dinero se iban convirtiendo en humo frente a sus ojos, con su hermana muerta jamás podría dar con sus hijos, a los cuales ni siquiera conocía de vista y con ello se iría la posibilidad de salir del monasterio y vivir como según el merecía.  Ocultos entre la multitud y vistiendo unas humildes capas Marcos y Pablo, los hijos de Irene, veían a su madre ser consumida por las llamas.

Esos dos pequeños habían presenciado la muerte de su padre y ahora la de su madre. Sus corazones se habían endurecido y ahora eran de roca fría. Contrario a lo que su madre les había pedido, una vez que saltaron las paredes del jardín y escucharon los gritos de su madre, decidieron regresar ya que no podían soportar el huir así sin rumbo y con tanto dolor en su alma. Se encontraron con el jardín en llamas y desde lo lejos escucharon el discurso que Irene le dio a Arturo, enterándose así de la verdad y de cómo su tío había traicionado a su madre para apoderarse de sus riquezas. Y ahora que veían el fuego alzarse en el centro de la plaza, tomaron la decisión de vengar a su madre, pero para eso debían acercarse a su tío de algún modo. Ellos eran conscientes de que Arturo no los conocía e iban a aprovechar eso para poder llegar hasta el sin que se diera cuenta, pero todo requería un plan más elaborado.

Los dos niños se fueron de la plaza y se dirigieron a un lugar apartado.

“Pablo, tenemos que hacer algo para vengar a nuestra madre, que más que bruja era una santa que con sus conocimientos de herbolaria curaba a las personas y nunca causó más mal que no poder salvar a nuestro padre de morir. Ahora tenemos dinero suficiente para sobrellevar algunos días, pero pronto se acabará. Así que puesto que necesitamos acercarnos a nuestro infame tío, tengo la idea de hacernos pasar por pobres para que nos den asilo en el monasterio y ahí sabremos que hacer.”

El pequeño Pablo solo asintió con la cabeza y siguió a su hermano hasta una posada donde residirían hasta que las circunstancias fueran propicias para poner en marcha su plan.

Una vez consumida toda la hoguera, la multitud fue hacia la iglesia a recibir el bautismo y la comunión como habían recomendado los prelados, mientras que Arturo era llevado a su celda para que se tranquilizara, pero el estaba completamente cegado por la furia y la frustración de haber perdido la única posibilidad de dejar ese lugar y vivir como siempre había soñado.

2/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 7.

Capítulo 7

Irene fue juzgada dos días después y frente a las pruebas irrefutables de la carta donde confesaba lo que había sucedido y el haber encontrado un sembradío de hierbas en su jardín, fue condenada a morir quemada una semana después al medio día en la plaza principal. Esto se informó a todos los vecinos de San Martín de la Luz y se les dijo que fuesen a la iglesia a recibir nuevamente el bautizo y la comunión para así librarse de todo mal que la bruja Irene les pudiese haber causado al darles aquellas plantas del demonio. Y en cuando a sus pertenencias que se le iban a dar a Arturo, serían tomadas por la iglesia y su casa destruida ya que ahí se habían practicado actos impíos y como no habían hallado a los hijos, no había necesidad de que Arturo los educara y por tanto no necesitaba el dinero ni la casa. Arturo nunca pensó en aquel revés del destino y la sentencia lo hizo enfurecer, mas no podía decir nada ya que revelaría sus intenciones. Al final, Irene había tenido razón, sin sus hijos el nunca podría completar su propósito. Arturo tenía que encontrar a los niños si quería ganar su libertad, así que fue una noche a la cárcel de la Santa Inquisición y buscó a Irene.

“A donde los mandaste, infeliz”

Irene no respondía nada y Arturo siguió cuestionándola, pero Irene permanecía muda ya que sabía que si decía palabra, sus hijos estarían en riesgo. Así Arturo pasó toda la noche interrogándola pero sin obtener respuesta alguna por lo que, movido por la ira, mandó a que no se le diera de comer a la bruja porque según el la había encontrado en su celda haciendo conjuros en contra de los sacerdotes y blasfemando contra Dios. Y durante los días que Irene estuvo encerrada, Arturo bajaba por las noches para interrogarla prometiéndole que si hablaba le traería comida y agua, pero Irene prefería ser consumida por el hambre que dejar en las garras de su hermano a sus dos pequeños hijos.

Finalmente llegó el día de su ejecución y fue llevada a la plaza donde sería quemada públicamente. Los verdugos montaron la hoguera y la llevaron casi a rastras puesto que el hambre la había debilitado hasta que le era imposible mantenerse en pié. Cuando fue amarrada al poste, la gente que la conocía y que en algún momento había solicitado su ayuda ahora le insultaba y le lanzaba cosas. Arturo estaba desesperado, si Irene moría se llevaría a la tumba el paradero de sus hijos y el perdería la oportunidad por la que tanto había esperado, por lo que se decidió a tomar cartas en el asunto, y una vez que ya todo estaba listo interrumpió la ejecución.

“Paren todo esto! Esta bruja aún no ha revelado el paradero de sus hijos. Seguramente los ha de haber ocultado e instruido en la magia negra y volverán a tomar venganza de todos nosotros!”

Todo mundo guardó silencio.

“Ahora bien, bruja. Confiesa donde están tus hijos!”

Irene, por primera vez desde que fue apresada, habló con una determinación que nada, ni el mismo tormento del fuego, podría quebrantar.

“Si tanto te interesan, búscalos tu mismo.”

Template by:
Free Blog Templates