Nunca me sentí más solo que cuando me di cuenta que había cosas que no podía platicar con nadie.
Que había cosas que sólo a mí me tocaba resolver.
Que había pozos de los que nadie me iba a ayudar a salir.
No porque no quisieran, sino porque no podían hacer nada.
Y si no hay nadie, confío que hallaré luz en la soledad