Escribo cosas tristes.

Por qué me es imposible escribir algo alegre?

Todo lo que mis garras tocan, se convierte en oscuridad y melancolía, o en filosofía y disertaciones que casi nadie entiende o quiere entender. Mis escritos son de protesta, de crítica. De soledad, de tristeza.

Lo que podría decirse divertido, es tonto. No puedo escribir algo que haga a la gente sonreír. Por qué? Por qué siendo un lector ávido, un gran observador, un hábil de la pluma y el papel, no puedo hacer más que obras tristes?

Soy motivado por los sentimientos de dolor, de culpa, de odio, de enojo… no de alegría, amor, euforia o diversión. Como dijo aquel escritor, el romanticismo es la juventud de la literatura. Soy un romántico, un incomprendido solitario.

Soy el revolucionario, el inconforme, el anarquista, el guerrero, el filósofo que no se queda callado. También soy el niño quemado en la hoguera como su madre, el ladrón de espejos, la dibujante, la sombra del pasado, el militar manco y el ladrón de la Gioconda.

Pero, dónde está mi felicidad? Por qué veo el mundo gris si está tan lleno de colores?

Irónico, escribir algo triste quejándome de las cosas tristes. Soy hipócrita, soy irónico, soy contradictorio.

Pero, que se puede esperar de un mapache, criatura curiosa y observadora, nocturna y destructiva. Como no darse cuenta del mal, del dolor y del desconsuelo que abate el mundo si lo que hace un mapache es observar, estudiar y entender para poder sacar el mejor provecho.

Si, saco provecho de lo que veo. Escribo. Escribo cosas tristes.

Sin embargo, what a wonderful world.