11/2/12

El calor del frío.

El calor y aroma del vapor se cuela por tu nariz, huele a frutas, a jamaica… huele a un día frío. Tus manos se entibian al rodear la taza, tus labios se desentumen al sorber el té, y tu cuerpo se reconforta al deslizarlo por tu garganta.

Llueve afuera, hace frío adentro. No te salvas. Pero aún así prefieres el frío. Con este clima, aunque un tanto irónico, disfrutas más del calor. Calor de las sábanas, o de aquel sweater que guardas para estas ocasiones. 

Que bien se siente el calor cuando hace frío. Que bien sabe el té o el café cuando hace frío. Que cómoda esta tu cama cuando hace frío. Que bueno es estar en casa cuando hace frío. Que bien se siente un abrazo cuando hace frío.

Disfrutas tanto del calor del frío, que incluso abres la ventana, para que el gélido viento inunde la recámara, y así, tener una excusa para ponerte más cobijas encima, o para ir por otra taza de té. Decides permanecer acostado, el té es bueno, pero tu cama es mejor.

El sonido de la lluvia te arrulla en tu cálido lecho, las sábanas te abrazan, y la almohada te invita a cerrar los ojos. Tú, aún cuando has dormido muy bien, caes en los brazos de Morfeo, y te deslizas a otro mundo, a otro tiempo. Duermes, arrullado por la lluvia y abrazado por las sábanas.

Que bueno es el calor del frío.

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