18/9/13

Paros y protestas

Últimamente han surgido muchas preguntas en relación a los acontecimientos sociales y políticos que se han desatado en este pedazo de tierra al que llamamos “nuestro país”, entre ellas están: ¿De qué sirve hacer huelgas, paros, tomas de lugares y cierres de calles? ¿Al gobierno le afecta en algo que se cierren las universidades? ¿En qué aspecto se apoya una causa haciendo ese tipo de cosas?

Yo, desde mi humilde opinión, busco dar respuesta a dichas preguntas:

Si uno decide que se debe cerrar una institución en apoyo a una causa es para que en las horas que uno pasaría haciendo sus actividades cotidianas, que ahora no tiene, trabaje en propuestas, se informe o apoye de alguna manera la causa. El paro o la huelga NO SON VACACIONES, al contrario, implican un trabajo todavía más arduo de concientización y creación de propuestas y mociones para mejorar o apoyar una causa. Haciendo este tipo de cosas no se apoya directamente a aquellos que están en el frente, ni se muestra “solidaridad”. No, este tipo de acciones busca que la gente no tenga "distracciones" y que pueda concentrarse en la resolución de los problemas que aquejan a la sociedad.

Aquel que diga que la educación depende de un profesor, de un salón de clases, y de un pizarrón, déjeme decirle que eso es completamente falso. La educación depende de uno mismo. Importa poco ir a la mejor escuela del mundo, si uno es un mal alumno. No necesitamos de nadie para ir y leer un libro, para estudiar por nuestra cuenta o para armar cursos independientes. Incluso existen los métodos autodidactas que, hay que admitirlo, tal vez no sean tan buenos como los cursos presenciales, pero eso no les resta el valor que tienen.

Ese es el espíritu de la detención de actividades. Aquellos que apoyan dichas tendencias para que, una vez declarado que habrá un cese de actividades durante cierto tiempo, empiece a planear la borrachera, tienen una actitud incluso más reprobable que aquellos que son responsables por el descontento social. Un paro, una huelga, exigen compromiso, exigen trabajo, exigen sacrificio; sin esto, efectivamente, no tiene ninguna fuerza o validez dicha acción.

La toma de calles y cierre de lugares públicos tiene como propósito que la gente que aún no se da cuenta de lo que sucede despierte, que por el mismo descontento que les genera estar atrapados 5 horas en sus coches, no poder ir a trabajar, perder el tiempo y dinero; vayan y se pregunten “Que chingados quieren estos pendejos”. No se hace para joder a la gente, si no para darles una cachetada en la cara, hacerlos reaccionar y que se informen del motivo de estas manifestaciones.

Este es el fin y el ideal de estos actos de protesta. No es el arruinarle el día a nadie, no es el tener vacaciones. Es sacudir a la gente, sacarla de su rutina, hacerla darse cuenta de que algo está pasando y que tal vez le incumba más de lo que cree, es generar espacios de discusión, de planeación, de información.

Este compromiso no debe quedarse ahí. No porque el “enemigo” declare su rendición hay que replegarse cada quién a su casa y hacer como que nada nunca pasó, al contrario, una vez que se declare que la causa ha sido escuchada, empieza el verdadero trabajo. No sólo hay que gritar que estamos en desacuerdo con algo, también hay que PROPONER una vía alterna, no dejar que el movimiento muera sólo porque “Ya ganamos”.

En estos términos, hago un cordial llamado a todo aquél o aquella que lea estas líneas a que, si están dispuestos a luchar, lo hagan con convicción, lo hagan con compromiso, lo hagan desde cualquier frente, ya sea desde una marcha, desde un plantón, desde un foro, desde sus colonias o desde donde puedan y que no se quede en un grito de “¡Ya basta!” sino que sea un grito de “¡Ya basta! ¡Hay que hacer esto!”

Déjense de doble moral y de hipocresía, de no ir a la escuela para aplastarse frente a la televisión viendo la novela, de ir a las marchas a emborracharse o fumar marihuana, de ir a los campamentos a sentirse “bien revolucionarios” pero sin querer entrarle a los golpes, de tachar a todos los que estén en desacuerdo con uno de ignorantes sin tratarlos de educar, DE CRITICAR SIN PROPONER.

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