Tal vez no sepa la respuesta correcta, pero puedo sentir que me he equivocado.
En la búsqueda de cambiar las cosas caíste en la trampa de tener que cambiarlas
desde adentro. Pero, meterse al laberinto implica perderse, aunque exista la
pequeña esperanza de encontrar el camino si se dejan suficientes marcas que te
guíen.
Pero quedarse afuera tampoco parece mejor. Al menos adentro tienes la
seguridad de no estar solo, tal vez perdido, pero no solo.
Pero… Quedarse afuera
ofrece la seguridad de ir a lo desconocido. Quedarse adentro ofrece la
esperanza, tal vez falsa, de no perderse.
¿Qué hacer cuando te das cuenta de que
te has tragado una mentira, pero que tampoco sabes cuál es la verdad?
Es que ese
es el gran mal. No te das cuenta de que te han convencido de que sólo hay una
verdad, y ésta es que el laberinto es refugio y el descampado es riesgo.
Y tal
vez sí, afuera hay fieras y frío. Pero, al menos…
¿Al menos qué?
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Cuando lo que se expresa es odio, no hay libertad...