Hace tanto que no paso por aquí. Mucho, mucho tiempo. Lo que he escrito aquí condensa mi biografía, quien soy y quien he sido, es producto de momentos que me han marcado, buenos, malos, milagrosos, inesperados, inexplicables, pero tan intensos que la única salida que he encontrado ha sido escribir.
Se que la mayoría de las miradas que han llegado a este espacio, si no es que todas, me conocen. Saben quién soy. Yo no escribí para esas personas, aunque sí haya textos con dedicatoria, pero son los menos. Y es que a veces me avergüenza saber que quienes me conocen leen esto. Algunas cosas porque simplemente quisiera mantenerlas privadas para ciertos círculos, otras por alguna extraña clase de modestia y otras más tirándole a la humillación. Porque aquí he escrito sin censura, aunque crípticamente, de tantas, tantas cosas, tan íntimas, tan mías, exponiéndome al mundo de manera anónima, aunque al final ese anonimato sea más una mentira que me cuento o al menos una verdad a medias.
Mucho de lo que está escrito aquí lo escribí con el anhelo de que alguien lo leyera. Y cuando digo alguien me refiero a alguien que yo no conociera ni que me conociera, un alguien anónimo y pasajero que, por casualidad, encontrara este espacio y leyera lo que he escrito en él. Con la esperanza de que entendiera, que pudiera ver entre líneas lo que había debajo de cada texto, que entendiera, que me entendiera, a la vez que yo, de alguna manera, le dejara algo, una semilla, una idea, un consejo, un “yo siento lo mismo, que bueno no ser la única persona”. La mayoría lo he escrito por necesidad, por escape, para arrancar de mi alma lo que sea que estuviera ahí rondando sin cesar mi mente, esperando que ese alguien lo leyera y me dijera sin decirme (porque no tendría manera de saber quién soy ni yo de saber quien es): “hey, te entendí, de verdad te entendí y aquí estoy”.
Hoy leo y releo y hay cosas que ya no entiendo ni yo. Otras que sí, que las marcas fueron tan profundas que, con el pasar de las frases, vuelven a mi recuerdos y sensaciones de mucho tiempo atrás. No obstante, me identifico, puedo rastrearme, reconstruirme, seguir los pasos que he dado que me han llevado desde ese primer post a este, lo mucho que he cambiado, lo mucho que ha cambiado mi vida, el camino tan extraño que he tomado y el cual constantemente me hace decir “bueno, veamos que pasa si sigo andando por aquí”.
Hoy ya no escribo tanto. Será que las cosas ya no me afectan como antes. Será que ahora me abro más y hablo de lo que siento y pienso en vez de dejarlo ahí, añejándose, acumulando presión hasta que estalla. No lo sé. Pero heme aquí de nuevo, escribiendo esto que sabe más a despedida que a otra cosa.
No sé si este será lo último que suba. Mi vida tiende a dar muchas vueltas imprevistas y, quien sabe, en una de esas este vuelve a ser mi refugio, mi diario, mi escaparate y mi grito de auxilio. Quien sabe. Lo averiguaré eventualmente, supongo.
Hasta entonces, gracias por leer.
NW.
T.
F.
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