No, no soy proselitista, si no que me parece
muy acertada esa frase, pero la gente al parecer la malinterpreta. El cambio efectivamente
está en NUESTRAS manos, no en las de otra persona. Y cuando se refiere a
nuestras manos no habla de un crayón negro, habla de algo más profundo y mucho
más efectivo y real que hacer una cruz en una hoja de papel.
El cambio no es si no el fruto del trabajo
arduo y constante. Es algo que se tarda en suceder, y de lo que a veces no nos
damos cuenta, pero después de un tiempo es imposible negarlo. El cambio es una
pequeña semilla de manzana que uno tiene y que si decide plantarla, tendrá que
trabajar la tierra, colocarla en la tierra, regarla diariamente, tratarla
con cuidado y siempre estar al pendiente, porque si la dejamos por un instante,
esta simplemente morirá.
Este árbol de manzana no crecerá de la noche a
la mañana, si no poco a poco, tan lento que no notaremos que crece hasta que sea
demasiado obvio que ya no es una semilla, o un brote en la tierra. Pero eso no
es todo, una vez que crezca el árbol, aún faltará para que este empiece a dar
frutos. Pasarán años antes de que eso suceda, tantos que es posible que
nosotros nunca comamos una manzana, sin embargo, posiblemente nuestros nietos y
bisnietos sí disfruten de ellas.
El cambio no lo sembramos para nosotros, lo
sembramos para los que vienen. JAMÁS o rara vez comeremos del árbol que
plantamos. Pero nuestros descendientes tendrán alimento durante mucho tiempo, y
mientras comen, plantarán sus propios árboles. Pero el manzano no crecerá hasta
que se plante la semilla. Cada quién tiene desde que nace la suya propia y es
su RESPONSABILIDAD plantarla y cuidar de ella. Nosotros comemos de los árboles
de nuestros antepasados y tenemos la OBLIGACIÓN de sembrar nuevas fuentes de
alimento.
El cambio efectivamente está en nuestras manos,
pero no consiste en cambiar al dueño del terreno, si no de trabajar NOSOTROS la
tierra, con NUESTRAS semillas y con NUESTRO esfuerzo. No importa de quién sea el
campo si nosotros no plantamos o no cuidamos lo que hay en él. Y tampoco
importa si el anterior dueño o el que quiere serlo es un idiota. Las semillas
son INMUNES a la INEPTITUD Y ESTUPIDEZ.
El cambio lo hacemos nosotros, sin importar
quién se diga el capataz, porque la tierra es de quien la trabaja y somos nosotros
los que debemos hacerlo, nosotros somos los dueños de nuestro destino, de
nuestra felicidad y de la de los que nos seguirán. NOSOTROS somos los que
debemos cambiar. NOSOTROS debemos plantar las semillas del cambio.
Así que deja ya de preocuparte sobre quién
tiene las escrituras y mejor preocúpate por tu semilla y por los que vendrán
después de ti, que serán los que coman los frutos de tu esfuerzo. NO IMPORTA quién
mande, si nosotros no hacemos nada, nuestros nietos tendrán hambre mañana.
En efecto. Nosotros somos la verdadera solución, lo que hagamos. No ellos.
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