4/6/12

No más dedos en mi mano

Advertencia: Después de leer esto tal vez me odies por romperte el corazón. Así que prepárate, y si te hace dudar, en peligro podrías estar.

Platicando con una amiga surgió el tema de la crueldad que tengo al romper los corazones de aquellos que me consideran como un amigo, de cómo sin ningún reparo o atisbo de duda elimino a la gente en “Facebook”  y como simplemente no me importa más de la mitad de las personas que me rodean. Sinceramente, sí, así soy. De todas las personas que me presentan como un amigo, yo considero realmente como personas queridas o importantes a un muy bajo porcentaje.

Antes, mi objetivo era tener tantos amigos como pudiese, rodearme de gente y siempre tener a alguien con quien chatear en las noches. Competía secretamente con mis contactos para tener más gente agregada o para tener más números de celular registrados. Pero ahora, al contrario. Ver que tengo más de cien contactos en “Facebook” me asquea.

Para mí es simplemente insoportable la idea de tener cierto tipo de responsabilidades con tantas personas, como felicitarlas en sus cumpleaños y reírme de sus chistes. Y lo peor es pensar que en su corazón tengo un lugar con mi nombre cuando para mí solo son otras personas que conozco.

Solamente tengo dos etiquetas: conocidos y amigos. Todos los que son más cercanos que conocidos pero menos que amigos me incomodan. Y esto es porque por ciertas cosas que he cambiado en mi manera de ver la vida, ahora me es sumamente difícil sentir un verdadero amor o aprecio hacia las personas. Lo triste es que la mayoría son excelentes compañeros, morales, honestos, graciosos, alegres e interesantes; pero les falta algo que los haga considerarlos dignos de mi pared.

Les falta la capacidad de entender un “Mira, hoy me vienes valiendo madres y no pienso dirigirte la palabra” sin sentirse. Un “Me gusta la pizza de queso, deberían venderla en más lugares” sin pensar mal. Un “Estoy triste porque quiero” sin preguntarme porque estoy triste en realidad. Un “Son cosas de mapaches” sin seguir intentando averiguar que pienso.

También les falta la capacidad de no enojarse si me voy sin despedirme, si no les contesto las llamadas o cínicamente les digo que no quiero hacerlo. De en lugar de intentar convencerme de algo, simplemente decir “Tu te lo pierdes”. De admirarme y dejarse admirar, pero aún así decir “Nel, eso no me gustó” en vez de hipócritamente halagarme.

Entre más intenta alguien hacer cosas que me agraden, más me desagradan. Entre más aparentan, más actúan y más falsos son con otros, menos puedo confiar en que sean sinceros conmigo. Me gustan las personas a las que les vale lo que les critique y que entienden que a mi no me importa lo que me critiquen. Que no intenten hacerme feliz, que me quieran con todo y mis extrañas facetas.

Me gustan las personas que no ocultan que su vida es imperfecta, que tienen errores y gustos extraños, que defienden su punto de vista, que bailan en la lluvia y beben cerveza barata, que se saben dar su lugar, que no se avergüenzan de ser quien son, que presumen, que no son corteses, que pueden mantener una platica incoherente con coherencia, que no respetan las reglas sociales, que no piden mucho, que disfrutan lo pequeño y simple.

Me gustan las personas que piensan en unicornios y si son o no, que saben reírse de ellos y de mí, que hacen lo que dicen o al menos lo intentan, que son responsables y a veces no, que critican a sus padres, a sus familias, a sus hermanos y a todos, que les gusta lo underground, lo raro, lo prohibido y no les da pena decirlo, que saben escuchar y decir “Sí también ese es un buen punto”. En fin, que SEAN y que no PRETENDAN ser.

Sí, soy sumamente exigente respecto a la gente que me rodea y no dejo que se me acerquen. Si alguien me interesa, yo me acerco. Soy un mapache al fin y al cabo, si intentas tocarme te morderé y saldré corriendo, pero si solo te quedas quieto, siendo tu mismo, sin hacer nada para llamarme, tal vez te encuentre interesante y me acerque poco a poco.

Lo único que me duele es saber que para  casi 100 personas soy alguien importante o al menos una buena persona, mientras que yo solo pedí doce coloridas manos.

En fin, hasta que pueda vivir rodeado únicamente de las personas que desee y no de todas las que por una u otra razón caminan en mi misma dirección, seguiré aplicando la cortesía cortante. Te quiero, pero no tanto como para quererte.

Y sin embargo es placentero el sentirme importante.

1 comentario:

  1. Tu siempre tan exéntrico North; yo creo y defiendo, la amistad sincera, la honestidad y el respeto por los otros (incluyendo sus opiniones, posturas e ideales)y también creo que el ser humano es un ente gregario, no solitario en esencia, así que sólo hay que tener las antenas desplegadas, para hacer contacto con aquellos que si deseo conocer, que si me resultan interesantes y con los cuales si compartiría mi vida y quizás valga aclarar que jamás han sumado más de 10

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Cuando lo que se expresa es odio, no hay libertad...

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