26/6/12

Ícaro II.

Vivo esa vida irreal, esa vida perfecta donde pasa todo lo que quieres. Esa vida que surge entre la conciencia y el sueño profundo mientras tu mejilla está apoyada en la almohada.

¿Quién no quiere vivir esta vida? Una existencia idealizada en la que todo es simplemente perfecto, aún si hay dolor o sufrimiento, es un dolor y un sufrimiento perfecto. Todo está pulido y brillante; sin importar que tan aterrador o insoportable sea en la realidad, los bordes redondos del miedo y la desesperación no cortan en la imaginación

Beso a quien no puedes besar, toco a quien no puedes tocar, hago lo que no puedes hacer, mato a quien no puedes matar. Soy quien no puedes o no quieres ser.

La nebulosa existencia de estos instantes desaparece con el sueño o con la realidad. Se borran para aparecer otra vez en la noche o en los momentos aburridos. Y también regresan cuando ves a quien me ama pero no lo sabe o a quién ya he herido sin que se inmute; sólo para recordarte que la realidad es como los miles de acontecimientos que han sucedido desde que abriste los ojos en tu nacimiento; han destinado a que sea. Y que tú, pequeña pieza del rompecabezas de la vida, no tienes tanto poder como desearías.

A menos que escapes de tu vida de sombras y te des cuenta de que yo no existo.

Ícaro.

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