…tan sólo a veces…
…me gustaría dejar de ser tan
libre, de atenerme a las leyes de la sociedad, a las cadenas de la costumbre y
la decencia, de lo moral y lo correcto. Dejar de saberme tan condenadamente libre, resignarme a caminar
con el rebaño en vez de ir contracorriente…
…desearía poder dejar de
maravillarme con la Luna, con la Lluvia, dejar de escribirles poemas
imaginarios a aquellas musas que hacen de mis noches danzas de ideas y figuras,
estrofas de canciones que sólo la oscuridad conoce…
…me gustaría dejar de ver más allá, sólo ver el aquí, el aquello,
el esto. Sólo ver la rosa pero no la
rosa, la flor, el verso…
...desearía poder satisfacer mis
anhelos con cosas simples como el dinero o el placer, dejar de buscar llaves,
dejar de buscar el mar y los monstruos de la noche. Dejar de ansiar morder la
mano de quién me alimenta, romper con aquellos puentes que con tanto trabajo fui
levantando e irme y desaparecer tragado por la niebla…
Así, tal vez, todo sería más
sencillo… no habría dilemas que compartir con los árboles, no habría
sentimientos de colores inexplicables, no habría monólogos con la banqueta
mientras camino entre la gente…
Gente que mira y no ve, que oye y
no escucha, que se resigna a que su vida es así y así será siempre. Gente que
vive en la baba gris de la realidad sin saberlo y sin querer saberlo. Gente que
sólo está pero no es.
Gente que fluye como olas,
continua y rítmica, en un vaivén perezoso de acciones con algún propósito que
al final no importa, acciones leves
condenadas a repetirse, acciones cuyo fin llega tan pronto como terminan, sin
dejar rastro alguno ni pretenderlo.
Tal vez, así, todo sería más
sencillo… vivir en una burbuja de mediocridad y falsa felicidad. Comodidad. Dejando
de lado la satisfacción, allá donde
no sea una molestia, disfrutando de su imagen lejana en vez de pararse e ir a
buscarla. Tomarla de la cintura y pegársela al cuerpo, estrecharla y oler su
perfume a final de camino.
Comodidad pura y simple, animal.
Dormir, comer, copular y defecar. Simple y pura comodidad. Satisfacción
momentánea y llana, sin querer ir más allá del mínimo necesario. Un tentempié,
un bocadillo para mantener el hambre de satisfacción
a raya, para mitigarla y decir que ya habrá tiempo, si es que algún día lo hay,
de complacer aquel grito que nos la pide.
Hacer como que todo está bien,
como que nada falta, como que no hay nada que hacerle, nada que buscar y nada
que encontrar. Pensar que c’est la vie,
así siempre ha sido y así siempre va a ser, que el cielo siempre ha sido de ese
color y siempre lo será, sin querer ir más allá y mucho menos dar posibilidad a
un más allá.
Sin embargo… heme aquí, escribiendo esto.
Sí… a veces… tan sólo a veces…
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