29/8/18

El cambio está en uno mismo ¿Y luego?


Se escucha mucho en estos tiempos “el cambio está en uno mismo”, es más yo lo he dicho más de una vez. Si cambias tú, cambia tu entorno y, efectivamente, si cambias tú, cambia tu visión del entorno.
Y, durante años, me he esforzado por “cambiar”. Por ser más consciente, más amoroso, más amable, compasivo, vivir en el presente, no juzgar y demás. Y no lo he buscado como si fueran logros de un videojuego y contribuir con la sociedad del espectáculo presumiéndole a todos lo iluminado que me he vuelto y mi conexión espiritual con el cosmos. Creo que lo he hecho profunda y conscientemente, porque, no podía soportar el mundo al que me tocó llegar, esperando que “el cambio estuviera en mí mismo”
Y saben… sí hubo algo que cambió. Si me sentía sólo y perdido, ahora la brecha que “me separa del mundo” es más amplia y más amarga. Me he dado cuenta de que la felicidad es posible, pero a la vez, veo como millones de personas se enfrascan en seguir reproduciendo un sistema que sólo trae dolor, explotación y sufrimiento a las mayorías en beneficio de unas minorías. He trabajado en mí mismo, y he hallado la felicidad y la plenitud por instantes, pero no puedo evitar voltear hacia atrás y ver, desde la lejanía, el panorama completo de una sociedad, un mundo, mucho más destrozado y herido de lo que alguna vez pensé que estaba.
[Tal vez mi error recae en haber estudiado lo que estudié… Y es que, en realidad, la humanidad nunca ha estado en un estado de felicidad ni plenitud… Tal vez todas son falsas esperanzas…]
Y me dirán, porque lo he escuchado, “tienes que aceptar el presente, las cosas como son, no sufras.” Pero ¿No es acaso eso un acto de total egoísmo e indiferencia? “Sí, así son las cosas, que le vamos a hacer, al menos, yo sí soy feliz, yo sí estoy pleno”. ¿No son el egoísmo y la indiferencia lo que está destruyendo el planeta? ¿Lo que aplasta y desgarra pueblos enteros? ¿Lo que nos evita sentirnos profundamente consternados por las desgracias ajenas? ¿No entonces estamos cayendo es ese individualismo terrible que nos trajo a este punto en primer lugar?
Y es que sí, el cambio está en uno mismo, el problema es que con uno que cambie no es suficiente, ni con 100 ni con un millón. Tenemos que cambiar todos… ah, pero no puedes obligar a nadie a cambiar, no puedes despertar al que se hace el dormido, eso es cuestión de cada quién, porque “el cambio está en uno mismo”. ¿Entonces? Eso es pasar de un egoísmo e individualismo ciego, a un egoísmo e individualismo “iluminado”.
Que “el cambio” tomará siglos, que no desespere, que esté consciente de que “no nos tocará, pero alguien tiene que empezar”. Sí, estoy consciente, somos la semilla de un árbol que dará frutos en un futuro lejano y acepto ese papel, pero eso no elimina el malestar, mis dudas y mi inconformidad con el presente. Generamos cámaras de eco dónde estamos los “que ya despertamos”, a la espera de que se nos unan los demás, regodeándonos en nuestras esperanzas de lograr algo a futuro, aunque no nos toque verlo. Pasivos, esperando que lleguen por su propio pie, como nosotros hemos llegado. ¿Y si nadie llega? ¿Y si al final no somos suficientes?
[Además, se sigue cobrando por compartir ese conocimiento, porque hay que pagar la luz y hay que comer y mantener bonito el lugar, porque sí, ya despertamos, pero seguimos siendo parte del sistema...]
“Aprende a ser feliz aquí y ahora, olvídate del resto y concéntrate en ti mismo, porque tú eres lo que más importa”. Es decir, voltea la mirada, que el sufrimiento de los otros no te afecte, sé feliz a pesar de lo horrible que pase a tu alrededor… sólo falta decir CONFÓRMATE. Que venimos a “disfrutar la vida” y el que no la disfrute es su problema. Más individualismo, más egoísmo, “Que se jodan todos, yo seré feliz”.
“Vive el presente, no vale la pena planear el futuro ni aferrarnos al pasado”. Vivir en “el presente”, sin pensar en el futuro es lo que nos ha llevado a esta situación de sobrepoblación, sobreexplotación y demás. Bueno, “pero es que hay que ser conscientes del mundo que le dejaremos a los demás y aprender de lo que nos han enseñado” Ah, entonces hay que pensar en el futuro y buscar en el pasado… Que hay que usar “sólo lo que necesitamos” Porque lo único que realmente necesitamos es comer, vestir y refugiarnos, siendo que la “felicidad” no está en el poder, el dinero ni lo material, sino en cosas más trascendentales, ideas a las que hemos llegado gracias a que hay otros que cosechan lo que comemos mientras nosotros podemos desvariar en ideas de trascendencia y significados ulteriores y profundos.
Y, no obstante, vivimos en una sociedad, somos animales gregarios, nos necesitamos los unos a los otros para poder vivir. El individualismo va en contra de nuestra propia naturaleza, pero claro, es que no sólo somos naturaleza. A menos que nos aislemos y que cada quién se haga cargo de sus necesidades en soledad (la mejor expresión del individualismo y quien sabe, tal vez sea la solución para finalmente extinguirnos), necesitaremos de los otros, de la cooperación de todos.
[Y eso es un hecho… los sistemas complejos de pensamiento han sido desarrollados por unos pocos individuos que han tenido la posibilidad de dedicarse a pensar en vez de dedicarse a ver con qué llenarán su estómago ese día, o en raros casos, gracias a la cooperación de pequeños grupos humanos autosustentables, lo que va en contra del individualismo… Que locura, nuestras ideas han evolucionado tanto gracias a la división social del trabajo que hemos llegado a un punto de cuestionar lo que nos trajo aquí]
Y nos podemos poner nihilistas o existencialistas y declarar que nada vale la pena, que nada tiene significado, que somos ínfimos y remplazables, que no somos más que una casualidad. Entonces, ¿Qué caso tiene buscar ser felices y plenos? ¿Qué caso tiene buscar un cambio a mejor por la humanidad?  No, no tiene caso. Dejemos que todo fluya, que la humanidad llegue a donde tenga que llegar, total, no somos especiales ni importantes, que sufran los que tengan que sufrir, que gocen los que tengan que gozar, seamos jodidamente individualistas y egoístas, total, a nadie le importa ni debería importarle, explotemos al prójimo, destruyamos la naturaleza, matemos a nuestros familiares para quedarnos con sus pertenencias, todo en búsqueda de nuestra felicidad individual, qué más da. Incluso la idea de la libertad es individual, la libertad es aislamiento, es soledad.
Que terrible y contradictorio, me causa tanta confusión vivir en un mundo dónde requerimos del resto para sobrevivir y, no obstante, promovemos ideas individualistas a más no poder, desde todos los frentes. Yo no puedo. Y no es que no quiera, quisiera poder, pero no. No puedo voltear la mirada, no puedo ser indiferente. Benditos aquellos que lo logran, ya sea por ignorancia o por “iluminación”, pero yo no. No puedo aceptar un presente que sigue promoviendo el individualismo revestido de sabiduría y plenitud. No he podido y me niego a intentarlo, a seguir reproduciendo un sistema donde lo que importa es el yo, ya sea explotando al otro o dejando al otro lidiar con sus problemas mientras lo vemos desde la cima de la montaña.
Pero ah, el cambio está en uno mismo…
Extraño el bosque…

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