9/8/21

(...)

Parece cliché, y de hecho lo es, pero algo que aprendí estudiando lo que estudio es que todo es mucho más complicado de lo que parece y que no hay una forma “correcta” de hacer las cosas.


¿Qué implica eso?


Una enorme incertidumbre, estarse cuestionando a cada instante sobre las motivaciones y trasfondo de todo lo que hago y si hay una “mejor” manera de hacer las cosas o no. Ver en todo lo que hago lo malo, lo nefasto, lo reprobable que la humanidad puede ser, y que soy en tanto formo parte de ella.


(¿Malo para quién, malo según quien, malo en qué aspecto?)


Pero también implica una absoluta autonomía, la sensación de poder hacer y deshacer a placer, que no existe límite. La rebeldía frente a la norma, la libertad frente a la jaula, el poder rechazar y cuestionar lo incuestionable y que debe aceptarse al pie de la letra. La posibilidad de cambio verdadero para construir un mundo mejor


(¿Mejor para quién, mejor según quién, mejor en qué aspecto?)


¿Y no es todo esto contradictorio?


Sí, lo es, pero… es que las cosas son más complicadas de lo que parecen.

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