26/7/12

Somewhere in middle of nowhere.

Aún cuando el título esté en inglés, seguiré escribiendo en español. Al menos hasta que pueda hacerlo bien en inglés.

Te asomas a la ventana y no ves más que nubes. Pones atención y no oyes más que el ruido blanco de los motores. Aprovechas lo moderno del avión en que estás viajando y pones en pantalla el mapa de vuelo para poderte ubicar.

Estás en medio de la nada. No hay lugar al que puedas nombrar. Sólo hay cielo bajo de ti y agua sobre de ti. Y allá en el horizonte, el disco solar que muere.

Pasa el tiempo. Ahora es de noche. Una noche oscura sin estrellas ni luna. Cenas algo.

Te asomas a la ventana y no ves más que una total oscuridad. Pones atención y no oyes más que el ruido blanco de los motores. Aprovechas lo moderno del avión en que estás viajando y pones en pantalla el mapa de vuelo para poderte ubicar.

Estás en medio de la nada. No hay lugar al que puedas nombrar. Sólo existe la oscuridad bajo de ti, y oscuridad sobre de ti. Y allá en el horizonte, un amanecer que te persigue, del cual huyes desesperadamente.

Pasa el tiempo. Tienes sueño. No sabes qué hora es, cada reloj dice algo diferente. El del celular, el del avión y el biológico. Intentas dormir un rato.

Cierras los ojos y no ves más que el tenue resplandor de las pantallas de los otros y luces de lectura. Pones atención y no oyes más que el ruido blanco de los motores. Aprovechas lo que te dieron junto con tu asiento y te pones tapones para los oídos.

Estás incómodo. No hay manera de que concilies el sueño más de dos horas consecutivas. Viajas en un estado de semi-conciencia hasta que finalmente te apagas. Y allá en el horizonte, un nuevo mundo por llegar.

Pasa el tiempo. Despiertas y desayunas. Estás por llegar, lo sabes y el mapa lo confirma, pero impera la oscuridad.

Abres los ojos, te asomas a la ventana y no ves más que una pequeña estrella. Pones atención y no oye más que el ruido blanco de los motores. Aprovechas lo moderno del avión en que estás viajando y pones en pantalla el mapa de vuelo para poderte ubicar.

Estás a unos minutos de tu destino. Te rodean pequeños países insulares. Solo hay fronteras y nombres de ciudades bajo de ti y una estrella solitaria sobre de ti. Y allá en el horizonte, las titilantes luces de una ciudad distante.

Has llegado. Que el viaje comience.



Escrito parte en el aire, parte en la tierra; parte en ningún lugar y parte en algún lugar.

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