Puesto que era la noche de su primer aniversario de novios, Rodrigo y Clara habían decidido preparar una cena especial, así que después de conseguir algo de mantequilla, sal, pimienta, ajo y limones, cocinaron un delicioso brazo izquierdo y un par de dedos fritos y gratinados para acompañar de lo que hasta hacía unos días, era una joven de 24 años.Tenían una enorme colección de videos y recetas en la computadora sacados de lo más recóndito de la “deep web”, y al menos una vez cada dos semanas conseguían un cuerpo o parte de él y lo congelaban para que durara. Preferían la carne fresca, pero después de asesinar a un cuarentón, la idea no les gustaba mucho; por ello, la morgue donde trabajaban era el mejor mercado de la ciudad. La época del año que traía más comida a la mesa eran las fiestas decembrinas, donde no faltaba el borracho que fuera a embarrar su coche contra un poste, el güey atrevido que se volara la cara con cohetes o simplemente uno que otro vagabundo que muriera de frío. Lo mejor era cuando en un accidente de coche se veía envuelta una familia entera, ya que la carne de niño, así como la ternera, es más suave y sabrosa.Rodrigo tenía una sorpresa para Clara ya que el primer año había que celebrarlo en grande, por lo que una vez terminada la cena y habiéndose puesto cómodos en la habitación, sacó del clóset una sierra quirúrgica, un sartén eléctrico y una botella de aceite. Él le dijo a su mujer que como prueba de su profundo y sincero amor, la dejaría comerse uno de sus pies. Clara, entre sorprendida y emocionada, dijo cuanto le encantaba la idea y que ese era el mejor regalo que le podría haber dado. No obstante, no sabía cómo le iban a hacer, ya que el canibalismo y el sadomasoquismo distaban mucho el uno del otro. Sin embargo Rodrigo había visto en Youtube un tutorial de cómo amputar una extremidad en caso de emergencia, por lo que estaba preparado para todo.
De la mesita de noche sacó una jeringa llena de un líquido blanco translúcido.
–Es lo que usan en las veterinarias para poner a dormir a los perros. El Jorge me la consiguió porque le dije que disque teníamos un gato que estaba sufriendo mucho y queríamos dormirlo nosotros mismos, así que esa dosis no creo que me mate y seguro será suficiente para dormirme la pierna. Y no te preocupes por el reguero de sangre, nada más átame un cinturón o un pedo así acá en el muslo y ya. Además, cualquier cosa, voy a estar despierto y te puedo ir guiando, y lo mejor es que vamos a poder hacerlo mientras comes.
Esto hizo sentir mucho más segura a Clara, por lo que decidieron iniciar con el procedimiento. Efectivamente, la dosis de anestesia no mató a Rodrigo, pero sí lo hizo la trombosis cerebral causada por un torniquete mal aplicado, pero Clara, después de llorar durante 4 horas seguidas y reprocharse por lo que había hecho, se dio cuenta de que habría que inventar una gran historia para explicar el cadáver cercenado y el pie a medio freír que yacían en su cama.
Dos meses después de una intensa búsqueda por la policía, se dio a Rodrigo por desaparecido y se archivó su caso junto con otros tantos no resueltos. Y lo que respecta a Clara, nunca se había masturbado tan placenteramente hasta que lo hizo comiéndose un riñón de su novio guardado en tuppers.
Publicado originalmente en: "Desencuentros, cuentos para leerse al revés", 07 de Diciembre de 2012, Christchurch, Nueva Zelanda.
http://cuentosalreves.blogspot.mx/2012/12/quiero-comerte-besos.html
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