19/9/11

Sobre la muerte y el porqué de esta.


El sentido de la vida, el por que estamos aquí. Gran misterio que siempre ha atormentado a los más grandes filósofos, gran misterio que creo haber resuelto. No quiero darme aires de grandeza, pero he encontrado una solución a la pregunta, una solución que bien puede estar errada, pero que a mi me funciona bien y me parece posible.

Venimos a este mundo a cambiarlo para bien, y una vez que lo logramos, morimos.

Cuando digo “Cambiar al mundo” no me refiero a causar un gran revuelo por todo el globo, ya que si este fuera el caso, muchas personas seríamos inmortales. Me refiero a cambiar aunque sea a una única persona. Entonces por que gente como el Papa Juan Pablo II o Gandhi no murieron después de haber hecho alguna de sus grandes obras? Porque no cambiaron a nadie en realidad. El cambiar a alguien no consiste en modificar su pensamiento, si no su espíritu. Y esto puede ser de manera rápida o lenta.

Una persona que vive 80 años, se tardó 80 años en cambiar espiritualmente a por lo menos una persona. El hecho de hacer una magnífica obra no significa que las personas cambien. Por eso muchos grandes personajes vivieron tanto, por que a pesar de sus grandes obras, tardaron tiempo en cambiar realmente el corazón y alma de las personas.

Entonces, una vez que alguien ha cumplido su propósito, automáticamente se condena a muerte. A morir en su cama, a morir asesinado, a morir accidentalmente. Pero no por ello morirá instantáneamente fulminado por un rayo, pero si se agregará su nombre a la lista de espera y en cualquier momento llegará su turno de irse. Y esto es inevitable, la gente longeva tarda mucho en cumplir su propósito, en cambio los que mueren jóvenes se apresuran demasiado. Si, ha habido gente cruel y despiadada, pero eso no es motivo para no haber cambiado el mundo para bien, siendo que ellos han dado una pauta de lo que no se debe repetir, evitando así males futuros.

Además, este propósito lo podemos cumplir accidentalmente. Puede ser que aquella vez que ayudaron a una señora que no podía cargar las bolsas del supermercado, la hicieron cambiar profundamente al darse cuenta de que la gente, contrario a lo que ella creía, aún era acomedida, y por tanto ella decidió serlo por igual, y esto hizo que te estuviera profundamente agradecida. Este cambio real en su espíritu te condenó a muerte en ese momento. Incluso es posible que yo mismo me esté condenando a muerte mientras escribo esto.

Alguien dirá “Pues de ahora en adelante no haré nada para así no condenarme a morir”. Eso no funciona, se haga lo que se haga aún se influye en otros. Siendo descortés puedes convertirte en el ejemplo claro que un niño vio y que su madre usó para enseñarle a ser una buena persona. No hay cosa que se haga o no, que no influya y repercuta de algún modo, por más insospechado que este sea, en alguna persona. Incluso tu propia muerte puede ser lo que haga que se cumpla tu propósito.

El cumplir con nuestro propósito es inevitable, y por ende, la muerte misma. No importa cuanto te tardes, siempre cambiarás la vida de alguien, de algún modo, en algún momento. Y en ese instante ya no serás necesario en este mundo y lo único que te quedará por hacer es morir. Así que no se preocupen ni se asusten, tarde o temprano, consiente o inconscientemente, cumpliremos con nuestro destino, cambiaremos al mundo. Y ese día, nuestra vida llegará a su fin y lo único que tendremos que esperar es cuando y de que forma nuestra vida se apagará.

1 comentario:

  1. Mmm... Interesante, he quedado como pesimista ésta vez:

    Yo digo que la muerte es para evitar problemas de larga duración.

    ¡Imagínate lo que és ofendera un inmortal!: no te la acabas ni tú, ni tus hijos, ni los bisnietos de tus tátaranietos,...

    Yo digo que los venerados dioses NO son inmortales por ser dioses, sino que son dioses por ser inmortales.

    ResponderEliminar

Cuando lo que se expresa es odio, no hay libertad...

Template by:
Free Blog Templates