17/10/22

Salado

-Estoy maldito, te digo.

-Nah, ¿cómo crees? Solo exageras, siempre tendemos a exagerar lo que nos pasa porque no vemos lo que les pasa a otros y como solo vemos lo que nos pasa a nosotros, todo el tiempo, pues parece que nos pasan más cosas que a los demás.

-...

-No te convence, ¿verdad?

-No. Aunque sí, pues, creo que tienes razón. Vivo conmigo todo el tiempo y todo el tiempo veo que me pasan cosas y por eso sé que estoy maldito.

-Exageras, te digo.

-Pásame el encendedor. Ten. Sigue prendida.

-...

-Pero, sí estoy maldito.

-A ver... Pruébalo.

-¿Te acuerdas de esa vez que tenía que llegar al evento aquel en quién sabe dónde? Al que me ayudaste. ¿Y cómo de la nada el celular se fue a la mierda y ya no supe cómo llegar y no te pude llamar y valió verga todo?

-Ajá

-Ahí está. Estoy maldito.

-Bueno, pero eso es una cosa nada más. A todos nos pasan cosas malas de vez en cuando.

-O también. La vez que fui a hacer lo del trámite ese con el banco. ¿Te acuerdas como en la noche preparamos todo? Que hasta revisamos la lista de documentos dos veces y que todo estuviera en el folder.

-...

-¿Cómo explicas que cuando llegué allá no tenía la copia de la identificación?

-Se habrá caído en el camino

-Ajá. Seguro. Eso no explica por qué se cayó en el camino.

-Bueno, son cosas inexplicables, pero no es para tanto.

-¿Y la vez que casi me atropellan?

-¿Cuál de todas?

-¿Ves? No es posible que sea un imán de conductores idiotas

-Hay muchísimos... de hecho, es estadísticamente más...

-Más probable morir en un accidente de auto que en uno de avión, me lo has dicho muchas veces. Muchas. Muchas veces.

-Pues eso, es más probable.

-¿Cuántas veces te han casi atropellado?

-No llevo la cuenta.

-¿Más que a mí?

-Tampoco llevo esa cuenta. Pásamela. Deja la limpio.

-...

-Ten.

-¿Y cuando me asaltaron?

-¿Qué tiene? A mí también me han asaltado.

-Ajá, pero... ese día llevaba los aretes que le iba a regalar a mi jefa. Y recién había sacado la identificación. Por tercera ocasión, porque la primera se me cayó cuando fuimos a las trajineras ¿te acuerdas? Y la segunda nunca supe dónde quedó.

-Bueno, podrías haber ido con cara de nervioso y entonces el cabrón supuso que traías algo valioso y, sobres.

-Ya se acabó. ¿Sirvo más?

-Ten.

-...

-...

-Qué pendejo estoy. Ya no hay más, ¿verdad?

-Nop. Era lo último.

-...

-Wey, creo que sí estas maldito.

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