12/11/11

Hierba Mala Nunca Muere, una historia de codicia, odio y venganza. Cap 10.

Capítulo 10

Marcos y Pablo hojeaban ese libro mientras los recuerdos se les agolpaban en la mente. Veían a su madre trabajando en el jardín, cortando hierbas y dándoselas a la gente en pequeños hatos, sembrando nuevas hierbas y arrancando maleza, también recordaban como a veces ella misma ingería algunas e incluso les daba a ellos. Así llegaron al capítulo final del libro, donde se hablaba de hierbas venenosas y otras que podían causar la muerte de aquel que las ingiriera. Leyeron el capítulo enterándose de cómo identificarlas y el modo en que podían ser aplicadas. Después de aquella lectura decidieron que su tío debería sufrir exactamente por lo que falsamente se le acusó a su madre, moriría envenenado. Los niños arrancaron algunas hojas del libro y salieron de la biblioteca. Finalmente dieron con su cuarto, guardaron las hojas entre sus ropas y se dispusieron a dormir pensando en como conseguirían aquellos ingredientes.

La mañana llegó, los niños salieron de su celda y se toparon frente a frente con su tío, el cual reconocieron por haberlo visto en la ejecución de su madre. El venía caminando por el mismo pasillo pero en dirección contraria, dirigiéndose hacia la capilla. Ellos temieron por un instante que se diera cuenta de quienes eran mas el simplemente les dio los buenos días y continuó su camino sin siquiera volver la mirada. Aliviados, Marcos y Pablo salieron del monasterio y fueron en busca de un caballo para poder ir al mismo pueblo donde sus padres habían ido en busca de las hierbas del jardín. Encontraron un establo y con lo que les restaba del dinero que su madre les había dado compraron un caballo. A todo galope fueron hasta aquel pueblito y  se dieron a la tarea de encontrar el mercado, donde seguramente alguien sabría donde conseguir lo que buscaban, pero una vez ahí, todos negaban saber de que hablaban y que aquellas plantas estaban prohibidas tanto para su siembra como para su venta. Incansables buscaron hasta que la noche llegó y tuvieron que buscar donde quedarse.

Encontraron una casucha por las orillas del pueblo y cuando iban hacia ella, varias personas les dijeron que ahí vivía una bruja y que no les convenía acercarse. Ellos sabían que si eso era cierto, esta era su oportunidad para obtener el veneno, así que fueron hasta la casa y llamaron a la puerta. Una anciana les abrió y les preguntó que hacían ahí. Ellos le repitieron la historia que habían utilizado anteriormente para obtener asilo en el monasterio; la anciana los dejó pasar y los llevó hasta un cuarto donde les dijo que podían dormir, ellos dieron las gracias y se acomodaron mientras la anciana se retiraba. Marcos decidió esperar hasta bien entrada la noche para ir a buscar algo que les sirviera, así que cuando su hermano se hubo dormido, el salió a ver si encontraba algo. Frente a el había otro cuarto, entró y encontró a la anciana haciendo un ritual extraño. La anciana, enfurecida por la interrupción del niño, lo tomó de un brazo y lo lanzó dentro del cuarto y asegurando la puerta para que nadie entrara. Marcos estaba aterrorizado y la anciana le hacía preguntas, ya que ella creía que eran espías del Santo Oficio y si era el caso, tendría que matarlos ahí mismo.

“No venimos a delatarla, venimos a pedirle nos de un poco de esta planta” dijo Marcos sacando una de las hojas del libro y dándosela a la anciana, que en cuanto vio de que planta se trataba, abrió los ojos como platos y se quedó callada.

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Cuando lo que se expresa es odio, no hay libertad...

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