De traje te traje al troje de mi tierra esa tarde transparente, tratando de no trastabillar, con la lengua trabada y el corazón a trote. Tanto tiempo tenía que quería traerte para decirte, para mostrarte, las altas torres con talegas de trigo, todas tuyas si las querías, si me querías.
De traje te traje al troje y después de tartamudos intentos,
tuve tanates para contarte sin tapujos que te quería, y que todo mi trigo y
corazón, ser tuyo podía. Te vi, tanteando tu tierna mirada, buscando si mi
atropellada confesión tendría ese tan querido, tan esperado efecto en ti y me
contestarías contundente que por mí lo mismo sentías.
Tras eternos tres minutos, mientras yo me entristecía a la
vista de tu rostro silente, torturándome con trágicos sentires, de traje en el
troje al que te traje, con una sonrisa me contestaste que, sin temor y contra
toda tormenta, ahí estarías, porque también tu corazón, solo amor por mí tenía.
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